Hace más de 3.500 años ya se hacían cirugías del cerebro en Medio Oriente
Hace más de 3.500 años, en el territorio actual de Israel, ya se practicaban “cirugías” del cerebro. Se trataba de la trepanación craneal, un procedimiento que consiste en hacer un agujero en la cabeza.
La prueba de la trepanación se descubrió a partir del análisis de los restos de un hombre que fue enterrado junto con su hermano. Ambos pertenecían a la clase alta y se los encontró en el sitio arqueológico de Megido, donde hubo una importante ciudad durante la Edad Antigua.
Aunque hoy suene raro que se le realice un agujero en la cabeza a una persona, la medicina todavía realiza un tipo de cirugía en la misma dirección (por supuesto: es más sofisticada y bajo anestesia general). Se la llama “craneotomía descompresiva” y se usa, por ejemplo, en casos de personas que sufren traumatismos.
El hallazgo arqueológico del caso de trepanación fue realizado por investigadores de los Estados Unidos, Austria e Israel. Encontraron los esqueletos de los hermanos en 2016, e identificaron que uno de ellos había accedido a la práctica de la trepanación.
Sería el registro más antiguo de ese procedimiento en Medio Oriente durante la Edad de Bronce. Otros investigadores han encontrado pruebas del uso de la técnica en la población inca, en Sudamérica, Europa y África.
El hombre que pasó por la trepanación fue llamado “individuo 1″ en el paper. Uno de los científicos que hizo el estudio es el reconocido arqueólogo Israel Finkelstein, de la Universidad de Haifa.
“Encontramos a los hermanos durante nuestra excavación aún en curso en una zona adyacente al lugar donde se encontraba el palacio de la Megido del Bronce Tardío”, detalló a Infobae el doctor Finkelstein por correo electrónico.
El hallazgo se hizo en el contexto de una investigación mayor que aún sigue. “El principal objetivo de la excavación en Megido es volver a comprobar toda la estratigrafía y cronología, porque este yacimiento es importante para comprender la arqueología y la historia de toda la zona del Levante y más allá”, explicó Finkelstein.
La primera autora del trabajo, que fue publicado en la revista Plos One, fue Rachel Kalisher, quien es doctoranda del Instituto Joukowsky de Arqueología y el Mundo Antiguo de la Universidad Brown, en los Estados Unidos.
El procedimiento de la trepanación consistía en cortar el cuero cabelludo. Luego, se utilizaba un instrumento con un borde biselado afilado para tallar cuatro líneas que se cruzan en el cráneo y hacer palanca. De esta manera, se produjo un agujero de forma cuadrada en el hombre que se estudió en Israel.
“Tenemos pruebas de que la trepanación ha sido un tipo de cirugía universal y generalizada durante miles de años”, dijo Kalisher, a través de un comunicado de prensa. “Pero en Medio Oriente no se ve con tanta frecuencia: sólo hay una docena de ejemplos de trepanación en toda la región. Mi esperanza es que la inclusión de más ejemplos en el registro académico profundice la comprensión de nuestro campo de la atención médica y la dinámica cultural en las antiguas ciudades de esta zona”, agregó.
Los hermanos que estudiaron los arqueólogos vivieron en una época en que la ciudad de Megido controlaba parte de una importante ruta terrestre que conectaba Egipto, Siria, Mesopotamia y Anatolia. Procedían de una zona directamente adyacente al palacio de Megido de finales de la Edad del Bronce.
Para el grupo de investigadores, los hombres eran miembros de la élite social y posiblemente incluso de la realeza. Fueron enterrados con cerámica chipriota y otras posesiones valiosas y tuvieron acceso a la trepanación, que probablemente no habría estado al alcance de la mayoría de los ciudadanos de Megido. Se encontraron varias anomalías esqueléticas en ambos hermanos.
El hermano mayor tenía una sutura craneal adicional y un molar de más en una comisura de la boca. Eso sugiere que podría haber tenido un síndrome congénito como la displasia cleidocraneal. Los huesos de ambos hermanos muestran indicios menores de anemia ferropénica sostenida en la infancia, que podría haber afectado su desarrollo.
Estas irregularidades en el desarrollo podrían explicar por qué los hermanos murieron jóvenes. Uno de ellos falleció en la adolescencia o poco después de cumplir los 20 años. El otro habría muerto entre los 20 y los 40 años. Sin embargo, según los expertos, es más probable que ambos murieran por una enfermedad infecciosa.
Un tercio del esqueleto de uno de los hermanos y la mitad de los huesos del otro presentan porosidad, legiones y signos de inflamación previa en la membrana que recubre los huesos. Los investigadores plantean la posibilidad de que hayan tenido enfermedades como tuberculosis o lepra.
Actualmente Kalisher trabaja con investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania para realizar análisis de ADN de lesiones específicas en los huesos.
“La lepra es difícil de identificar porque afecta a los huesos por etapas, lo que puede no ocurrir en el mismo orden o con la misma gravedad para todo el mundo. Nos resulta difícil decir con seguridad si estos hermanos tenían lepra o alguna otra enfermedad infecciosa”, comentó la doctoranda.
Consultado por Infobae, Jorge Tiscornia, especialista en lepra del Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología, opinó sobre la posibilidad de que los hermanos hayan tenido lepra tras leer el estudio.
“Los autores del trabajo no pueden determinar si la patología fue osteomielitis, una treponematosis o lepra. Las lesiones nasales podrían relacionarse con el diagnóstico de lepra. Pero los hallazgos no son concluyentes o determinantes de un diagnóstico. En la actualidad nunca se realiza trepanación en pacientes con lepra, ya que esta enfermedad no afecta al sistema nervioso central. Si los hermanos hubieran tenido lepra hace más de 3.500 años, la trepanación del cráneo no estaría bien indicada”, comentó Tiscornia.
También es difícil saber, según Kalisher, si fue la enfermedad, las afecciones congénitas u otro motivo lo que llevó a uno de los hermanos a ser sometido a una cirugía craneal. Pero hay algo que sí sabe. Con la trepanación, no se logró mantenerlo con vida. Murió poco después de la operación, en cuestión de días, horas o incluso minutos, según los investigadores.
Si bien hay evidencias en diferentes regiones del mundo aún no se sabe bien por qué algunas trepanaciones eran redondas, y otras cuadradas o triangulares. Mucho queda por investigar.
Para el profesor y doctor Eduardo Scarlato, director del Museo del Hospital de Clínicas “José de San Martín” de la Universidad de Buenos Aires, “el trabajo publicado reporta un caso de trepanación, que era un procedimiento quirúrgico que consiste en agujerear el cráneo de una persona viva, ya sea por perforación, corte o raspado de las capas de hueso con un instrumento afilado. En este caso, no hay indicios que el paciente haya sobrevivido a la intervención”.
En distintas culturas de América —recordó Scarlato en diálogo con Infobae— se han encontrado varios cráneos operados. Esos hallazgos dan cuenta de prácticas avanzadas para la época. Muchos de ellos presentan signos de haber sobrevivido por un tiempo prolongado. En algunos casos se encontraron placas de oro para ocluir el espacio generado”, comentó.
La práctica de la trepanación “permitía atravesar la estructura ósea para poder abordar a los componentes alojados en el cráneo. En la actualidad, este proceso se lleva a cabo con instrumental y procedimientos más sofisticados”, resaltó el experto.
En tanto, Marcelo Acuña, profesor titular de neurocirugía en Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, señaló a Infobae que “las trepanaciones se practicaban como parte de rituales y con fines terapéuticos, para tratar personas con epilepsia, con trastornos mentales y traumas craneales durante las guerras”.
De acuerdo con el doctor Acuña, esos procedimientos de la época de la medicina pre-científica hoy se hacen pero con técnicas regladas. Se conocen como craniectomias descompresivas y se utilizan como medidas extemas cuando la presión dentro de la cabeza no se puede controlar. Hoy es un recurso que se sigue utilizando en algunos traumas de cráneo causados por accidentes de tránsito”.
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