Ola de calor y deshidratación: cuáles son los síntomas y consecuencias de tomar poca agua
Hoy lunes se cumplen 14 días consecutivos de temperaturas agobiantes en Buenos Aires y todo el centro del país y el alerta rojo del Servicio Meteorológico Nacional se mantiene vigente. En este contexto, las jornadas de calor extremo pueden afectar la salud y estar bien hidratado es una de las claves para evitar el golpe de calor.
Mantenerse hidratado es esencial para el correcto funcionamiento del organismo, y esto es debido a que el agua es el componente mayoritario de las células del cuerpo, y como tal es la encargada de trasladar los nutrientes a las células y de retirar de las mismas los residuos o sustancias de desecho.
También ayuda a regular la temperatura corporal mediante la redistribución del calor desde los tejidos activos hasta la piel y mediante el enfriamiento del cuerpo a través del sudor.
El agua es un nutriente indispensable sin el cual el organismo no puede sobrevivir ni funcionar correctamente, y de allí la importancia de incorporar la cantidad y calidad adecuada, que en el caso de los adultos se traduce en el consumo de entre dos y tres litros al día.
Al subir las temperaturas aumenta el riesgo de deshidratación, un fenómeno que ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que se ingiere.
Beber agua es esencial para combatir la sed, reponer líquidos y es también fundamental para las funciones fisiológicas más básicas, como por ejemplo la regulación de la presión arterial y la temperatura corporal, la hidratación y la digestión. Pero también estar hidratado es de suma importancia en el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo.
“Un nivel de deshidratación de apenas el 2% de pérdida de masa corporal, ya puede impactar en la capacidad cognitiva de una persona, es decir, en los procesos intelectuales que le permiten percibir, pensar y recordar. Además, fundamentalmente en las mujeres, también afectaría su estado de ánimo y emociones. Tal como lo demostraron varios estudios científicos, estos síntomas pueden estar indicando un principio de deshidratación, pero que es fácilmente prevenible o reversible bebiendo más agua”, enfatizaron expertos de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND).
¿Qué es la deshidratación?
La deshidratación ocurre cuando una persona consume o pierde más líquido del que ingiere, y su cuerpo no tiene suficiente agua y otros fluidos para llevar a cabo sus funciones normales. Si los fluidos perdidos no son repuestos, la persona se deshidratará.
Cualquier persona puede deshidratarse, pero esta afección es especialmente peligrosa para los niños y los adultos mayores. Y por obvias razones es más frecuente en verano que en invierno.
“Las causas más frecuentes de deshidratación en niños son la diarrea y los vómitos intensos -explicaron especialistas de la Clínica Mayo de EEUU-. Los adultos mayores naturalmente tienen un volumen menor de agua en sus cuerpos, y pueden tener enfermedades o tomar medicamentos que aumentan el riesgo de deshidratación”.
Cuáles son los síntomas de deshidratación
Para empezar, los especialistas destacaron que se debe evitar tener sed. La sensación de sed es el primer indicio de deshidratación; es por eso que es importante beber antes de llegar a este estado.
Los signos de deshidratación incluyen:
– Cefalea, delirio, confusión.
– Cansancio (fatiga).
– Mareos, debilidad, aturdimiento.
– Boca seca y/o tos seca.
– Ritmo cardíaco alto pero presión arterial baja.
– Pérdida de apetito pero tal vez ansias de azúcar.
– Piel enrojecida (roja). Pies hinchados. Calambres musculares.
– Intolerancia al calor, o escalofríos.
– Constipación.
– Orina de color oscuro (para tener en cuenta, la orina debe ser de un color claro pálido, a más color, es señal de que más líquido necesita el cuerpo)
Sin embargo, desde la Clínica Mayo aclararon que “no siempre existe un indicador temprano confiable de la necesidad de agua del organismo. Muchas personas, en especial los adultos mayores, no sienten sed hasta que están deshidratados. Por eso es importante aumentar la ingesta de agua cuando hace calor”.
Los signos y síntomas de deshidratación también pueden variar según la edad.
Así, en lactantes o niños pequeños puede observarse:
– Boca y lengua secas
– Llanto sin lágrimas
– No mojar los pañales durante tres horas
– Ojos y mejillas hundidos
– Zona blanda en la parte superior de la cabeza (fontanela) hundida
– Irritabilidad
Qué bebidas hidratan el cuerpo y cuáles deshidratan
Algunas bebidas son mejores que otras para prevenir la deshidratación. El agua es todo lo que el organismo necesita. Ahora, en caso de que se planee hacer ejercicio intenso, o si alguien sabe de antemano que va a estar al sol por más de unas pocas horas, es posible que necesite hidratarse con algún tipo de bebida deportiva, las cuales reponen no sólo los líquidos, sino también los electrolitos como el sodio y el potasio, que se pierden al transpirar.
Las bebidas que contienen alcohol o cafeína no se recomiendan para una hidratación óptima. Estos fluidos tienden a extraer agua del cuerpo y promueven la deshidratación. Los jugos de frutas y las bebidas de frutas pueden contener demasiados carbohidratos, muy poco sodio y pueden causar malestar estomacal.
Consejos para estar siempre hidratado
– Llevar siempre una botella de agua ¡y recargarla cuando se vacíe!
– Elegir siempre agua en lugar de bebidas azucaradas, incluso en las comidas.
– Para quienes no gustan de tomar mucha agua, agregarle sabor puede ser de ayuda: una rodaja de lima o limón podría hacerla más sabrosa.
– Consumir alimentos que tengan un alto contenido de agua, como sopas, frutas y verduras.
– A quienes les cuesta beber mucha agua de una vez, probar con dosis más pequeñas repartidas a lo largo del día les hará más fácil la tarea.
Cuándo consultar al médico
Si una persona cree que sus síntomas de deshidratación son graves, no debe dudar en buscar ayuda. Se debe llamar al servicio de emergencias o concurrir a un centro de salud si una persona tiene síntomas de deshidratación severa, como ser:
– Una temperatura de 39° C o más.
– Espasmos musculares.
– Piel roja, caliente y seca.
– Náuseas.
– Pulso rápido.
– Convulsiones.
– Falta de sudoración.
– Confusión, estado mental alterado, dificultad para hablar.
– Mareo.
– Desmayos, pérdida de la conciencia.
– Alucinaciones.
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