La falta de una vitamina paterna puede provocar alteraciones en el desarrollo de los hijos, advierte un estudio de la UNSAM
Cuando se habla de gestación, embarazo e incluso nacimientos, se pone en el centro de la escena a la madre. Es por eso que, durante esos meses, los expertos centran su atención en su salud y alimentación, entre otros aspectos. Sin embargo, el rol paterno en este aspecto es poco estudiado.
Es por eso que, investigadores del Instituto Tecnológico de Chascomús (INTECH), perteneciente a la Universidad de San Martín (UNSAM) y el CONICET, junto a científicos de Argentina, Uruguay y Estados Unidos, analizaron esta situación y advirtieron que la falta de una vitamina paterna, denominada como folato, puede provocar defectos en el desarrollo de los hijos.
Infobae dialogó con uno de los autores del trabajo, quien brindó detalles sobre los hallazgo que fueron publicados en la revista científica Nature Communications.
“Es sabido que las mujeres, cuando están pensando en tener hijos, antes de la concepción o en las primeras etapas del embarazo tienen que tomar ácido fólico o la forma natural que existe, que es el folato. Es que, cuando la mujer no consume ciertas cantidades de ácido fólico, el embrión en desarrollo presentará, generalmente, anomalías congénitas. Es por eso que toman suplementos, principalmente, para el desarrollo fetal”, afirmó Pablo Strobl-Mazzulla, investigador del INTECH y uno de los autores del trabajo.
En ese sentido, destacó que la ciencia logró determinar que la deficiencia de folato está altamente asociada a defectos en la formación de los huesos de la cara, tales como labio leporino y/o fisura de paladar. Incluso, también se detectaron problemas en el desarrollo del sistema nervioso, lo que puede generar anencefalia (ausencia de partes del encéfalo o el cerebro), encefalocele (bulto provocado por la salida del encéfalo a través de aberturas en el cráneo) o espina bífida, es decir un defecto en la columna vertebral.
“Si bien esta vitamina, normalmente, uno la consume con ciertas legumbres, verduras de hojas verdes o ciertos cítricos, debe suplementarse con complejos vitamínicos con el objetivo de llegar a los niveles necesarios para que el feto se desarrolle normalmente”, dijo Strobl-Mazzulla.
Y agregó: “El folato pertenece al grupo de las vitaminas B y es necesario para cubrir las funciones metabólicas de los seres humanos. Como los seres humanos son incapaces de sintetizarlo naturalmente, debe ser incorporado a la dieta mediante distintos alimentos. Este mecanismo ya se conocía en mujeres, pero en el caso de los hombres no se sabían nada”.
Es por eso que los científicos liderados por los argentinos buscaron desentrañar los mecanismos moleculares que afectan al normal desarrollo cráneo facial de la descendencia a partir de una deficiencia de folato heredada por vía paterna. “Notamos que había ciertas correlaciones e indicios que sugerían que el componente paterno también podría ser importante para el desarrollo del embrión y ahí es donde nosotros decidimos abordar enfoque”, explicó el científico.
Para poder determinarlo, utilizaron un modelo animal que, por sus similitudes con los humanos, permitiera resultados extrapolables. Es decir que, pese a ser de otra especie, fuera lo suficientemente parecido. El elegido fue el pez conocido como medaka, el cual comparte muchos genes con el ser humano.
Con el objetivo de conocer este comportamiento, los investigadores del INTECH lograron inhibir esta vitamina en los machos de esta especie mediante el uso de metotrexato. Los resultados fueron contundentes.
Según indicaron, cuando la descendencia creció, sus crías presentaron defectos en los huesos ceratohial y basihial, esenciales para la estabilización de la mandíbula. “Se trata de una estructura fundamental en mamíferos para la succión de la leche materna”, explicó el experto a Infobae.
En ese sentido, advirtió que, incluso, lograron determinar que este tratamiento inhibitorio provocó cambios moleculares en el esperma, con un aumento en fragmentos específicos de ARN pequeños —parte del material genético— que además contenían ciertas modificaciones químicas.
En palabras del científico, el metotrexato es “un potente inhibidor del ácido fólico, que impide que ingrese a las células. Este mismo componente, además, es utilizado para ciertas enfermedades autoinmunes como son las artritis reumatoideas, la psoriasis y ciertos tipos de cáncer. Obviamente, este componente está completamente contraindicado en mujeres embarazadas, por eso decidimos utilizarlo en machos para los estudios”.
“Lo sorprendente fue que la sola inyección de estos ARN en huevos fecundados normales fue suficiente para ocasionar los defectos cráneo faciales”, señaló Alata Jiménez, becario doctoral del CONICET en el INTECH y primer autor del trabajo.
“Consideramos que el contenido de ARN, en conjunto con las modificaciones químicas que sufre, podrían representar una especie de código QR que refleje las improntas ambientales paternas que luego pueden ser decodificadas en el óvulo y afectar el desarrollo de la descendencia”, agregó Jiménez.
En ese tono, Strobl-Mazzulla detalló: “Demostramos que esta vitamina es esencial, no sólo en las mujeres que piensan en tener descendencia, sino también en los hombres. Tras este estudio, creemos que los datos podrían ser extrapolables, aunque, obviamente, habría que hacer experimentos”.
“Nuestros hallazgos son importantes, ya que evidencian la necesidad de prestarle más atención no solo a la dieta paterna, si no también al estilo de vida o el estrés. Creemos que todas estas cosas afectan a estos ARN pequeños, que se se muestran como modificaciones en el esperma que tienen un impacto en la descendencia”, resaltó el científico ante la consulta de Infobae sobre el impacto de este hallazgo.
Al tiempo que adelantó que, si se avanza en esta clase de estudios, también se podrá conocer cómo distintos los estresores, como son el ambiente o el consumo del alcohol o ciertos medicamentos, impactan en estos ARN pequeños y la descendencia. “Esto podría ayudar a poner un poco más la atención, no sólo en las madres, sino también en los padres”, detalló.
Y sobre este último punto se encuentran avanzando los científicos. “Sabemos que las mujeres no deben consumir alcohol en etapas previas y durante la gestación, pero, de nuevo, a los hombres nunca se le prestó esta atención. Hay ciertos indicios en donde se ha visto que padres con este comportamiento agudo y crónico presentan descendencia con defectos, pero estamos estudiando la mecánica de cómo ocurre”, concluyó Strobl-Mazzulla.
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