¿Existe controversia sobre los chequeos y el seguimiento médico?
Es habitual que durante los primeros meses del año, miles de adultos realicen sus chequeos médicos. Sin embargo, pese a que se advierten la importancia de detectar precozmente un gran número de enfermedades mediante diversos estudios, otros profesionales advierten que sólo son esenciales cuando se trata del seguimiento médico de patologías previamente detectadas, es decir las comúnmente conocidas como comorbilidades.
Existe un gran número de estudios que se realizan con el objetivo de detectar patologías en sus primeros estadios. Pero, ¿en qué consta este chequeo? “Primero el médico le va a hacer una serie de preguntas, que lo van a orientar sobre qué estudios pedir. Después lo va a revisar, va a auscultar el corazón, la espalda y le va a tomar la presión arterial, entre otros aspectos, que son observaciones para orientarse en un diagnóstico y saber qué estudios le tiene que indicar. Y en tercer lugar, entonces, le va a pedir un análisis de laboratorio, estudios de sangre y de orina. Estos exámenes brindan una información riquísima”, indicó a Infobae el doctor Daniel López Rosetti (MN 62540), médico y presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH).
Sin embargo, las doctoras María Noble, médica clínica y secretaria de educación médica continua de la Sociedad Argentina de Medicina Interna General (SAMIG), y la doctora Karin Kopitowski, jefa del servicio de medicina familiar y comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires, advirtieron que es necesario analizar cada caso en particular y evaluar los “costos y beneficios” de cada práctica médica.
“Está muy instalado que hay que hacerse estudios y que cuantos más, mejor. Pero hay que demostrar que hacer eso en personas asintomáticas le trae más salud. Si una persona no tiene síntomas y le pido una serie de cosas y se lo encuentro antes, ¿cómo eso no va a repercutir en el pronóstico? Pero esto que parece de sentido común, muchas veces en la medicina se demostró que no es así. Es decir que hacer lo que se llama tamizaje, salir a buscar en personas sin síntomas determinadas enfermedades, no cambia la historia y provoca daños. Sin embargo, se siguen haciendo por ‘uso y costumbre’”, señaló Kopitowski en diálogo con Infobae.
En ese sentido, agregó: “Todo acto médico, menos saludar a los pacientes, tiene beneficios y daños. A veces, en la ecuación entre los beneficios y los daños estamos muy cerca, o los daños superan los beneficios y se habla muy poco. Porque cuando uno sale a buscar problemas de salud en personas que están asintomáticas pueden encontrar ‘hallazgos’ o ‘falsos positivos’. Es decir que tras realizar otros estudios se determina que no era la enfermedad buscada y, en todo ese trayecto la persona sufrió ansiedad y, eventualmente, molestias”.
Según Kopitowski, esta situación también se encuentra influenciada por lo que denominó como “sobrediagnóstico, que es encontrar una enfermedad verdadera, positiva, que si no lo hubiera encontrado nunca habría traído un problema al paciente”. “Entonces, parece de ciencia ficción, pero el fenómeno del sobrediagnóstico está documentado con muchísimos estudios. Es un tema sobre el que hay poca alerta”, agregó.
“Cuando hablamos del chequeo no debemos confundirlo con el seguimiento de enfermedades crónicas, es decir de un paciente hipertenso o diabético, por ejemplo, que necesita consultas y estudios vinculados a lo que tienen y medicarse. Pero otra cosa es el paciente totalmente sano, que se siente en la obligación y con culpa si no va todos los años a hacerse un chequeo”, agregó a su turno Noble.
Es que, en palabras de la secretaria de educación médica de la SAMIG, “una cosa es tener una entrevista con un paciente, ver cuál es su contexto socioeconómico, cuáles son sus circunstancias vitales, qué genética tiene en su familia, qué hábitos tiene y junto con él, explicándole pros y contras, [decidir] qué tiene que hacer dependiendo de su situación personal, porque el ser humano es singular”.
Qué son los sobrediagnósticos y por qué podrían ser perjudiciales
Ambas profesionales de la salud postularon que, cuando se realizan estos chequeos médicos en personas sin síntomas aparentes, existe lo que se denomina sobrediagnóstico, es decir detectar el inicio de lo que podría ser una patología. “Y una vez que lo diagnóstico lo tengo que tratar, pero los beneficios deben superar los daños, porque daños hay siempre. Por eso tengo que conocer esa información, que sale de los ensayos clínicos”, explicó Kopitowski.
Lo cierto es que, según indicó Noble, este sobrediagnóstico también puede estar influenciado por la presión de los pacientes. “El médico tiene que decir que no. Lo que pasa es que una vez que el médico entra a su consultorio, viene el paciente y le demanda ‘deme esto’. Y el médico, que está apurado, en vez de preguntarle, le resulta más fácil hacer una orden. Entonces, los médicos terminan prescribiendo no solo lo que se viene usando, sino lo que el paciente viene a pedirle”, indicó.
Es por eso que ambas expertas indicaron que es importante que los profesionales de la salud analicen los beneficios y también los perjuicios cuando se realizan estas acciones. Incluso, indicaron que existen agrupaciones de profesionales en distintas partes del mundo que evalúan esta situación.
“Hay lo que se llaman las Fuerza de Tareas Preventivas que existen en Estados Unidos, Canadá y otros países. Son quienes toman toda la evidencia científica disponible, la van evaluando y hasta la van rankeando —continuó Noble—, porque hay prácticas preventivas que son A, en las que ganas mucho más de lo que perdés; hay otras que son B, como la mamografía que tiene su costado beneficioso porque salva algunas vidas, pero tiene sus costados difíciles, que son las biopsias innecesarias en los sobrediagnósticos; están las C, que tienen costados positivos y costados negativos, y no se puede sacar una conclusión definitiva; y las D, que son ‘no la haga porque va a dañar’, pero aún así la hace todo el mundo”.
En ese tono, Kopitowski agregó: “En el examen preventivo hay distintas patas que son la consejería, es decir brindar consejos sobre comportamientos y acciones saludables, el examen físico que corresponda, las prácticas complementarias y hay una cuarta pata que se llama quimioprofilaxis, que es cuando hay que dar alguna medicación preventiva. Además de las inmunizaciones o vacunas porque se pone mucho hincapié en los estudios y la gente se va sin las vacunas que tiene que recibir”. Al tiempo que Noble reconoció que, “como la evidencia científica va evolucionando, puede que lo que hoy decimos que no corresponde se modifique, porque las evidencias van creciendo”.
“Son prácticas de bajo valor, es decir poco valiosas para la salud de las personas. Entonces, ¿cómo hacemos para desimplementar todas las cosas que sean implementado? El argumento más sólido y lo que más sirve tanto para los médicos como para los pacientes es el daño, porque ningún paciente quiere ser dañado y ningún médico quiere dañar a un paciente”, indicó la jefa del servicio de medicina familiar y comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Chequeos médicos e inequidad, ¿otro punto bajo la lupa?
Tanto Kopitowski como Noble aseguraron que, además, es importante evaluar las situaciones que devienen de este comportamiento médico ante los chequeos. Según postularon, se producen inequidades y se genera una mayor demanda de estudios, que puede desembocar en un “atascamiento” de los sistemas de salud, ya que aquellos pacientes que necesitan un diagnóstico de forma urgente deben esperar mucho tiempo para conseguirlo.
“Sobre la inequidad, cuando uno hace cosas innecesarias traspasa recursos, pero no solo monetarios porque hay un trasvasamiento de recursos de lo que se llama ley de cuidados inversos de personas”, afirmó la especialista del Hospital Italiano. Según este argumento, que fue esgrimido por Julian Tudor Hart en 1971, “el acceso a la atención médica o social de calidad varía en proporción inversa a su necesidad en la población asistida”.
Es por eso que Noble afirmó: “Los más pobres son los que más se mueren o porque no tienen acceso a la salud o porque no se hacen ni lo imprescindible. Entonces, así como hay poblaciones que están sobreestudiadas, hay otras que están subestudiadas y se mueren más. Hay poblaciones que están sobreestudiadas y esa gente sobreestudiada, no sólo se expone a daño, sino también que pierde un poco su sensación de bienestar por sentirse enfermo y, en paralelo, otros no pueden acceder a hacerse los estudios necesarios, que puede ser una urgencia, no consigue turno. Entonces, tenemos hasta un atoramiento en los sistemas de salud causado por el pedido de cosas innecesarias”.
El debate de los chequeos sobre la mesa
Según había advertido Gabriela Felippa, directora de la Licenciatura en enfermería de la Universidad ISALUD, en diálogo con Infobae, “la principal finalidad del chequeo periódico de salud es la de conocer y analizar el estado de salud de una persona, brindándole la información y asistencia necesaria. Esto conlleva la detección de los principales factores de riesgo para la prevención de enfermedades, o el diagnóstico precoz de diferentes patologías, con el propósito de reducir la morbilidad y la mortalidad”.
“Si bien el objetivo es el mismo independientemente del paciente, lo que si va cambiando es lo que se tiene que hacer, ya que no es el mismo el nivel de control que hay que tener sobre un bebé, que sobre un niño o un adulto. En general, los chequeos van disminuyendo la frecuencia con la edad”, agregó la experta. Y resaltó que los distintos controles que se sugieren varían dependiendo de cada franja etaria, ya que estos determinan el surgimiento de algunos problemas más específicos.
Es más, Felippa advirtió que, además de estas particularidades, hay temas generales como vacunación, alimentación, hábitos, trabajo y sus condiciones, deberán ser tenidos en cuenta: “Cada uno de estos indicadores incide en las formas de enfermar de la persona y hay que tenerlas en cuenta al momento de hacer controles de salud”, destacó.
En tanto, el doctor Carlos Rodríguez Correa, Jefe de Ecocardiografía del Centro de Diagnóstico Rossi, en diálogo con Infobae, se centró en aquellos que solicitan aptos físicos y advirtió que se debe tener en cuenta la edad, el sexo y que cada persona es una singularidad, con un cuerpo propio y distinto a otros, con antecedentes familiares y con un objetivo concreto que puede diferir de otra persona, ya que la actividad física que realizará y su edad son distintas a las realizadas por otras personas”.
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