Cuatro consejos médicos de alimentación para prevenir los cálculos renales
Una piedra o cálculo renal es una pieza sólida que se forma en el riñón debido a sustancias presentes en la orina. Puede ser tan pequeña como un grano de arena o tan grande como una perla.
La mayoría de las piedras renales se eliminan del cuerpo sin ayuda médica, pero algunas veces puede atorarse en las vías urinarias, bloquear el flujo de orina y causar un gran dolor.
Algunos de los síntomas que pueden indicar la existencia de cálculos renales que necesitan atención médica son dolor extremo en la espalda o un costado que no desaparece, presencia de sangre en la orina, fiebre y escalofríos, vómitos, orina con mal olor o con apariencia turbia y sensación de ardor al orinar.
La manera en que los especialistas diagnostican este cuadro es mediante análisis de orina, de sangre y estudios de diagnóstico por imagen. Y si la persona no elimina los cálculos por sí sola a través de la orina, el tratamiento médico puede incluir ondas de choque (un endoscopio insertado a través del tubo que lleva la orina fuera del cuerpo, llamada uretra) o bien con una cirugía.
Y si bien hay algunos factores de riesgo para desarrollar esta patología que no se pueden controlar, como la edad o tener antecedentes familiares de cálculos renales, especialistas de la Clínica Mayo aseguraron que hay una serie de recomendaciones alimentarias que pueden seguirse para evitar la dolencia, que una vez que se manifiesta suele repetirse dentro de los cinco años en el 30% de los casos.
Cuatro consejos para prevenir los cálculos renales a través de la dieta
1- Consumir alimentos ricos en calcio
Una dieta rica en calcio incluye productos lácteos, vegetales de hoja verde y productos fortificados con calcio como jugo de naranja o salmón. Comer más de estos alimentos ayuda a prevenir los cálculos renales, según los expertos.
Es muy importante saber que los suplementos de calcio pueden aumentar el riesgo de cálculos. Por lo tanto, la dosis diaria de calcio debe provenir de los alimentos que se comen.
Para consumir los 1200 miligramos de calcio recomendados al día, recomendaron:
– Desayuno: dos huevos y un vaso de jugo de naranja fortificado con calcio (450 mg).
– Merienda: media taza de yogur bajo en grasa (250 mg).
– Almuerzo: ensalada de col rizada con queso feta y almendras en rodajas (200 mg).
– Cena: empanadas de salmón con brócoli y arroz integral (300 mg).
Y dado que la vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio, sugirieron consultar con el médico si un suplemento de esta vitamina ayudaría a alcanzar los objetivos nutricionales.
2- Sumar potasio
Los investigadores de Clínica Mayo también descubrieron que una dieta baja en potasio aumenta el riesgo de cálculos renales. Asimismo, los alimentos ricos en potasio reducen el riesgo.
Las bananas son la fuente de potasio más conocida, pero hay muchos otros alimentos que aumentan sus valores en el organismo, como:
– Verduras como la remolacha, la espinaca, las papas, las habas y la calabaza.
– Frutas como damasco, melón, durazno y kiwi.
– Proteínas como el yogur, la leche y el pescado.
Una comida rica en potasio podría ser una sopa repleta de porotos y verduras, con una guarnición de frutas. O un salteado de tofu con acelgas, junto con un vaso de jugo de granada.
3- Beber mucha agua (y más)
Beber agua extra todos los días puede ayudar a diluir la orina y evitar la formación de cálculos. Si bien lo recomendado para el común de las personas son dos litros diarios -lo que equivale a ocho vasos- para prevenir los cálculos renales se debe elevar el consumo a entre ocho y 14 vasos por día.
El objetivo es que la orina tenga un color casi transparente.
A estos efectos, el agua es la mejor opción. Se deben evitar las gaseosas, los tés endulzados y jugos.
4- Controlar el consumo de sodio
Demasiado sodio en la dieta eleva el nivel de calcio en la orina. Esto aumenta el riesgo de cálculos renales. De modo que a los beneficios ya conocidos a fines de controlar la presión arterial, reducir la ingesta diaria de sodio beneficia la salud de los riñones.
Pero reducir el consumo de sal requiere más que quitar el salero de la mesa. El sodio se oculta en muchos alimentos envasados y preparados.
En ese sentido, algunos de los consejos de los especialistas para reducir el consumo de sodio son:
– Hacer pizza en lugar de pedirla. Para esto, se recomienda omitir la salsa envasada y usar tomates reales. Agregarle verduras frescas encima es una buena opción.
– Ser creativo con el uso de los condimentos. Usar hierbas como orégano, romero o salvia para dar sabor a los platos, en lugar de sal.
– Preparar el propio aderezo para ensaladas. El aceite de oliva y el aceto balsámico son deliciosos y contienen mucho menos sodio que las botellas de aderezo que se compran preparadas.
– Reducir el consumo de carne roja y procesada. Reemplazar la carne con porotos, lentejas y champiñones es una buena alternativa para hacerse de nutrientes esenciales.
Por último, los especialistas recordaron que cada persona es un caso aparte y aconsejaron consultar siempre con el médico de cabecera para saber si su tipo de cálculos renales requiere alguna dieta más específica, evitando ciertos alimentos.
Por ejemplo, a las personas con cálculos de oxalato de calcio se les puede recomendar que reduzcan el consumo de alimentos con alto contenido de oxalato. Estos incluyen batatas, remolacha, y espinacas, entre otros.
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