Ataque de pánico o crisis de ansiedad: ¿cuál es la diferencia?
Son dos de los trastornos que más frecuentemente afectan a la salud mental de las personas. Hablamos de los ataques de ansiedad y de pánico. Muchas personas ya han incorporado estos conceptos a nuestro vocabulario por la frecuencia con la que escuchamos hablar de ellos.
Nerviosismo extremo, descontrol, miedo indominable… ¿son crisis de ansiedad o pánico? Desde un punto de vista clínico, la división entre ambos no existe como tal. Se trata en realidad de dos posibles manifestaciones de un mismo fenómeno: la ansiedad. La doctora Elsa Constanzo (MN105.493) jefa del Servicio de Psiquiatría de Fleni explicó a Infobae las características de cada uno.
“El ataque de pánico es un episodio súbito, intempestivo, que afecta la vida de un sujeto. Durante él, el paciente puede experimentar susto, miedo o ansiedad profunda; temor a volverse loco o morirse, con la presencia de síntomas físicos que responden al espectro de la ansiedad”, detalló y agregó: “El ataque de pánico es una alarma que se le despierta al organismo frente a un miedo que en ese momento es irreal o inexistente pero, sin embargo, la persona no puede dominar. Obviamente, cursa con síntomas de ansiedad”.
En cambio, la ansiedad se manifiesta de otra manera, dice Constanzo: “Es un síntoma continuo, persistente -no súbito y de repente- de miedo, nerviosismo, temor o susto que cursa con síntomas físicos”. “La diferencia radica en que la ansiedad es una sensación mientras que el ataque de pánico es un episodio de ansiedad súbito por, supuestamente, ningún desencadenante concreto, latente o presente”, comentó la especialista.
Qué es el ataque de pánico
“Los ataques de pánico son cada vez más frecuentes, lo primero a tener en cuenta es que forman parte de un grupo de enfermedades llamadas trastornos de ansiedad. Pero el ataque de pánico se presenta particularmente en un grado extremo importante”, explicó en Infobae el doctor Daniel López Rosetti, (MN 62540). Y así lo describió: “El ataque de pánico que describimos es el típico y más usual: una persona que lleva su día normalmente casi sin síntomas, un día tal vez habitual, es decir con ningún antecedente, y de golpe se empieza a sentir mal”.
¿Y qué es lo que siente? “Miedo, un miedo intenso, sensación de falta de aire, palpitaciones, dolor de pecho, transpiración. La persona siente que los músculos están más tensos, pueden aparecer mareos y una sensación psicológica de desrealización, como una desconexión de contacto con el mundo. También, puede haber inestabilidad en la marcha y un miedo intenso, un miedo tan intenso hasta llegan a tener la sensación de muerte inminente”, señaló el especialista en medicina del estrés.
El doctor Federico Pavlovsky, médico psiquiatra (MP 105813) especializado en adicciones, explicó a Infobae: “La ansiedad es una reacción normal de cualquier persona para enfrentar algún agrado de amenaza o desafío. Es una respuesta completamente normal. Involucra una dimensión mental, activa el cuerpo, (lo que sería la lucha y la huida) y emocional (miedo, alerta, temor)”.
El especialista agregó que “en psiquiatría existe un capítulo que es trastornos de ansiedad (agarofobia, ansiedad por causa médica, por consumo de sustancias (drogas psicoactivas), fobia social, etc.). El trastorno de pánico es un episodio puntual, pero que puede repetirse, con síntomas físicos (palpitaciones, temblores, sensación de no poder respirar), temor, distorsiones cognitivas como el miedo a morir. Son episodios de malestar, abruptos, intensos y muy desgastantes para las personas”.
“Los episodios de pánico duran minutos y al repetirse culminan en el trastorno de pánico. O sea, se trata de un caso específico de trastorno de ansiedad. Son tan discapacitantes los ataques de pánico que en ocasiones la persona tiene miedo a sufrirlo. Esto se llama “miedo al miedo” y va limitando su vida al tomar conductas evitativas y estrategias de sobrevivencia (por ejemplo, estar todo el día acompañado). Muchas veces estas personas recurren a la automedicación o tomar drogas psicoactivas, lo que empeora el problema. El ataque de panico es una experiencia bisagra en la vida de una persona”, completó.
Sin embargo, hay un detalle fundamental, por el cual se habla de “ataque”. López Rosetti lo ejemplificó de manera clara: “Si una persona dice: “hace 10 días que estoy con ataques de pánico”, eso no es un ataque de pánico. Un ataque de pánico siempre es un ataque, es corto en el tiempo, dura minutos, no mucho más que unos 15 minutos. Es un fenómeno limitado en el tiempo y está inserto dentro de un cuadro más prolongado que es el trastorno de ansiedad, por eso requiere consulta médica.”
La ansiedad como mecanismo de defensa
La ansiedad constituye una reacción emocional ante la percepción de una amenaza o peligro y su finalidad es la protección de la persona, su mecanismo de defensa. Alguien puede sentirse ansioso antes de dar un examen o al caminar por una calle oscura. Este tipo de ansiedad es útil, ya que lleva a estar más alerta o ser más cuidadoso. Esa sensación suele terminar luego de salir de la situación que la provocó.
Pero para millones de personas la ansiedad no desaparece y empeora con el tiempo. Pueden sentir dolores en el pecho y tener pesadillas. Hasta tener miedo de salir de sus casas. Estas personas tienen trastornos de ansiedad. En este sentido, es un sentimiento normal que no hay que erradicar, pero sí controlar.
“Lo más importante ante estos síntomas es educar, conocer los síntomas, su explicación y génesis, para validar la respuesta emocional que nuestro cuerpo le está dando a nuestra mente, para validar y comprender las emociones; y así calmar la sintomatología. Cuando esto no sucede, es crucial consultar con los especialistas”, recomienda Constanzo.
Aunque la ansiedad es un proceso mental, el cuerpo no está ajeno. Por eso, sus síntomas son también de índole corporal:
– Nerviosismo, inquietud o impaciencia.
– Cansancio.
– Dificultad para concentrarse o poner la mente en blanco.
– Irritabilidad.
– Tensión muscular, temblor, cefalea (dolor de cabeza), movimiento de las piernas e incapacidad para relajarse.
– Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar, mantener el sueño o sensación al despertarse de no haber descansado bien (sueño no reparador).
– Sudoración, palpitaciones o taquicardia, problemas gastrointestinales, sequedad de boca, mareos, hiperventilación (aumento del número de respiraciones por minuto).
Cuando este tipo de preocupación se vuelve crónica, se habla de un Trastorno de la Ansiedad Generalizado (TAG). Los síntomas y situaciones descriptas se suceden todo el tiempo y afectan la calidad de vida.
Las personas que sufren TAG tienen una ansiedad excesiva, que no se ajusta a la realidad y se preocupan continuamente. Un ejemplo de esta situación puede ser un tema económico, aunque no tengan problemas y esté sin deudas. Cuando esto ocurre, se debe consultar con un profesional del área de la psicología.
Para dejar de sufrir
“Uno puede tener una ansiedad normal y una ansiedad muy discapacacitante, para desarrollar una tarea, como por ejemplo, dar una clase, pero no se trata de vergüenza. Para esas personas que tienen síntomas de ansiedad discapacitantes hay distintas estrategias psicoterapéuticas, por el lado de la terapia cognitiva conductual, que son muy útiles para lidiar con la ansiedad. Este es un síntoma que tiene una gran repercusión para el paciente pero que no se logra advertir, ya que lleva una vida relativamente normal; no se nota que la está pasando tan mal. Sufre en silencio y con vergüenza y muchas veces se retrasa el pedido de ayuda. Hay estrategias psicoterapéuticas muy útiles y estrategias mixtas: psicoterapéuticas y psicofarmacológicas. Es importante que el paciente no empiece a utilizar sustancias psicoactivas para automedicarse porque empeora el cuadro clínico y se retrasa la consulta”, explicó Pavlovsky.
Por su parte, la doctora Constazo expresó que frente a un trastorno de ansiedad o ataque de pánico, “lo primero que hay que hacer es concentrarse en la respiración. Lo segundo, es saber que respirando tranquilamente uno puede controlar síntomas que están pasando físicamente, que responden a una situación mental y cerebral. O sea, que hay una respuesta en el cuerpo de algo mental que está sucediendo”.
Sin embargo, aclaró que para hacer esto, previamente, la persona afectada debe haber ido a una guardia y que le hayan descartado que no tenga nada físico, “porque lo primero que piensa el paciente es que le está dando un ataque cerebral o cardíaco. Entonces, cuando va a emergencias y le dicen que no tiene nada en el corazón ni un ACV, lo que padece es ansiedad en el cuerpo, que le genera el ataque de pánico o los síntomas, puede tratar de respirar y controlar”, expresó la especialista del Fleni.
“Respirando, meditando, equilibrándose y armonizándose pueden dominarse las situaciones ansiosas y los ataques de pánico. Pero es importantísimo consultar con especialistas médicos y psicólogos, porque hay tratamientos especializados para curarlos”, remarcó Constanzo.
Por su parte, el doctor López Rosetti afirmó: “Hay medicamentos muy eficaces para prevenir los ataques de pánico y para tratarlos en el momento, incluso con medicación sublingual. Por supuesto, el tratamiento incluye psicoterapia y control del síndrome del estrés”.
Consejos para aliviar la ansiedad
– Para manejarla (y reducirla) primero hay que identificarla, registrarla como tal.
– Reconocer que nuestro cuerpo (cuerpo/mente) tiene energía limitada: no exigirle más de la cuenta.
– Aprender a relajarse: existen técnicas para ello como la música con sonidos de la naturaleza que ayudan a bajar el ritmo, técnicas de respiración, relajación, mindfulness y visualización.
– Identificar los pensamientos o diálogos internos que hacen poner ansioso.
– Reconocer las situaciones que disparan la ansiedad y tratar de evitarlas.
Otros especialistas internacionales han dado su punto de vista sobre cómo actuar. Kelly Mc Gonigal, psicóloga y profesora de la Universidad de Stanford, en una charla TED refirió que no es la ansiedad la que daña sino la interpretación de la ansiedad la que puede beneficiar o perjudicar. Así, si se ve la sintomatología ansiosa como un indicio que se está frente a un desafío, una oportunidad, un estímulo y aprendizaje donde se puede dar lo mejor de cada uno, los efectos pueden ser mucho más positivos en cuerpo y mente. En la misma línea, Bárbara Fredrickson, profesora de psicología de la Universidad de Carolina del Norte, afirmó que las emociones pueden ser todas positivas si las vemos como posibilidades de ampliar y construir desde ellas.
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