“Era mi deber compartir mi lucha”: la desgarradora pelea contra el cáncer de una famosa conductora chilena
Claudia Conserva es una presentadora estrella de la televisión chilena. De 49 años, el 17 de junio de 2022 su vida cambió para siempre, cuando le diagnosticaron un cáncer de mama triple negativo, una de las formas más agresivas de esa enfermedad.
Conserva estaba abocada a la conducción de televisión antes de abandonar toda actividad para dedicarse a recobrar su salud, pero también se destacó como actriz, luego de que, con 16 años, ganara el concurso de belleza Miss 17. El jueves pasado la Televisión Nacional de Chile (TVN) estrenó el documental “Brava” en el que, durante tres capítulos, relata en primera persona su lucha contra el cáncer.
Según la Asociación Americana del Cáncer, el cáncer de mama triple negativo (TNBC, por sus siglas en inglés) representa alrededor del 10% al 15% de todos los cánceres de mama. “El término cáncer de mama triple negativo se refiere al hecho de que las células de este cáncer no contienen receptores de estrógeno ni de progesterona. Tampoco producen exceso de la proteína HER2. (El resultado es “negativo” en las tres pruebas realizadas a las células)”. Además, admitió que “difiere de otros tipos de cáncer de mama invasivo en que crece y se propaga más rápido, tiene opciones de tratamiento limitadas y un peor pronóstico” y, además, “hay más probabilidades de que regrese después del tratamiento en comparación con otros tipos de cáncer de mama”, puntualizó la entidad.
Claudia aseguró a Infobae que estuvo dispuesta a mostrarse, aún en su extremo más vulnerable, como se la ve en el documental, porque tiene un objetivo claro: “Mover a las mujeres para que se hagan su mamografía. Mostrar lo dura y descarnada que es la enfermedad. Que las familias de los que la padecen sepan que es compleja y empatizar con ellos porque el cáncer es un drama familiar”.
En un diálogo que mantuvo con este medio, aseguró que creyó que esa misión era tan importante que, incluso, franqueó la resistencia de su propia familia, que integran su marido y sus dos hijos de 19 y 21 años. El documental está filmado en gran parte por ella misma con su celular en los momentos mismos en que llevaba adelante su tratamiento y su recuperación, en el lugar de internación y en su casa, lo que le da un clima íntimo y cercano. “Mi familia nunca estuvo de acuerdo con que me grabara, encontraban que era macabro, que era cruel, si yo no sobrevivía, tener esas imágenes, ese material. Así es que fue todo un tema familiar y más aún hacerlo documental y compartir unos momentos tan íntimos, pero yo soy así, a pesar de que ellos se oponían les pedí perdón y les dije que lo iba a hacer igual”.
“Como comunicadora, con más de 30 años en televisión, sentí que (mostrar su calvario personal durante el tratamiento) era darle un sentido a tanto sufrimiento, que era mi deber compartir mi experiencia de lucha contra un cáncer triple negativo, que es de los más agresivos. Soy muy disciplinada con mis exámenes, cada año me chequeo entera y esta vez fue un tumor que apareció muy rápido, absolutamente invisible para mi. Nunca sentí algo extraño en la mama derecha, la verdad es que fue muy sorpresivo”, advirtió.
Y destacó la importancia de su entorno para superar ese trance. “A un año del diagnóstico, estoy convencida de que la contención a tu alrededor es importante y deben tener mucha paciencia porque los efectos de las drogas te hacen transitar por estados emocionales que nunca antes vieron en ti”.
Cuando se le pidió que compartiera cuál había sido el peor momento desde su diagnóstico, la conductora confesó: “Soy madre de dos hijos. Matilda, de 19, y Renato, de 21. Decirles la verdad y verlos sufrir fue para mí lo más difícil. Lo mismo con mi marido, Juan Carlos Valdivia, también comunicador, con quien llevamos más de 30 años juntos. Verlo lleno de impotencia, desolado, suplicándome que no lo dejara solo, eso fue lo más triste y difícil”.
Su esposo en una parte del documental expresó emocionado su desazón ante la situación. En un tramo aseguró: “La vi durmiendo, ojerosa, sin cejas ni pestañas, pelada, muy pálida y pensé ‘no va a salir de esto, la perdí´, porque no sabía si iba a despertar”.
En uno de los capítulos se la puede escuchar decir a ella: Tras el diagnóstico “me volví loca, desaparecí, me morí en vida, yo me morí”. Las noticias no siempre eran buenas: “El médico me dijo ‘puede ser que te hagamos un análisis en tres meses y tengas metástasis en otras partes de cuerpo’”. Antes del cáncer “yo vivía viajando, comiendo, tomando, fumando, haciendo otra vida”, agregó. “Siento que soy infinitamente más infeliz que antes”.
Claudia le dijo a Infobae que sintió que el documental “es crudo, fuerte” porque “me propuse mostrar la enfermedad tal cual la viví, sin maquillarla, descarnada y ha sido un tema acá en Chile. En términos de sintonía fue número uno, por lo tanto, había interés en ver el documental. Algunos no fueron capaces de verlo, pero la gran mayoría agradece la honestidad de Brava y que haya instalado el tema del cáncer y la mamografía de los cuales a nadie le gusta hablar”.
El cáncer “ha sido la experiencia más dolorosa y triste de mi vida, sin embargo, tenía que enfrentarla. No hay salida. Una escritora norteamericana (Anne Boyer) en su libro “Desmorir” describe tal cual es la sensación. Dice: ‘Elegir hacer quimioterapia es como elegir saltar de un edificio cuando te están apuntando con una pistola en la cabeza’”.
Conserva usa términos bélicos para hablar de su lucha contra el cáncer y defiende esta postura. “Cada cáncer es una experiencia única y cada cual se enfrenta como quiere. Yo me transformé en vikinga y me creía una guerrera, me hacía tatuajes en cada quimioterapia y recorría mi cuerpo por dentro, dándole instrucciones explicándole a mis órganos y células cuál era la estrategia. A muchos les molesta el lenguaje bélico, pero siento que cuando estás con la muerte tan cerca, hay que aferrarse a lo que uno pueda, en mi caso, me batí a duelo y gané esta primera batalla”.
“Quizá vengan más, tal vez no, pero está claro y soy el vivo ejemplo de que un diagnóstico a tiempo tiene un mejor pronóstico”, cerró.
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