Al Capitán Piluso, a la hora de tomar la leche
Dos íconos del rock argentino, Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, coincidieron en una dedicatoria más allá del disco que compartieron juntos en 1986, La la lá.
Lo hicieron para el capitán Piluso, el personaje televisivo de Alberto Olmedo dedicado a las infancias que ambos conocieron siendo niños, uno en el barrio porteño del Bajo Belgrano de Buenos Aires y el otro en su Rosario natal, justamente adonde había nacido el cómico.
Spinetta publicó el tema Piluso y Coquito en San Cristóforo, un poderoso disco en vivo de su trío Los Socios del Desierto que completaban el bajista Marcelo Torres y el baterista Daniel Wirtz. Páez había hecho lo mismo unos años antes con Tema de Piluso, en su celebrado Circo Beat del 94, sucesor inmediato de su popularísimo El amor después del amor.
En rigor, Páez lo hizo con mayor felicidad y sentido popular que su querido y admirado Spinetta en cuanto a la repercusión, ya que alguna frase de su canción se adhiririó al léxico común de la gente como aquello de “Rosario siempre estuvo cerca”.
Aquí se presenta un edit de las dos canciones, en donde Páez la presenta a capella poco antes de grabarla.
Olmedo, divertido, muy simpático y con notable capacidad de repentización delante de las cámaras, tuvo su primer suceso de popularidad con su personaje El Capitán Piluso en un programa dedicado al público infantil donde formaba dupla con el también humorista Humberto Ortiz, Coquito, que era el autor de los guiones de la dupla.
En 1965, el programa El capitán Piluso se emitió durante un año en Canal 7, y a partir de 1967 se presentó dos años en el 2 de La Plata.
Los personajes volvieron al aire en la década de 1970 con el programa Piluso y Coquito, transmitido por el Canal 11. Ei ciclo renació en 1980 en el 13, con la TV ya en color.
Como el programa se emitía en la televisión a la hora de la merienda, Páez patentó la icónica frase “no hay merienda si no hay capitán” y Spinetta también hizo referencia a esa cuestión del día de los niños, diciendo que veía a los humoristas a la hora “de la leche”.
Ya convertido en gran suceso del humor para adultos, por su labor en la TV y en los teatros, Olmedo murió en el final del verano de 1988, cuando cayó desde gran altura de un departamento que habitaba en Mar del Plata. Tenía 54 años.
