César Isella, de una canción con todos a una canción con algunos, no
Hizo Canción con todos, Padre del carnaval y Canción de las simples cosas, entre otras monumentales obras. Desconocer eso y la admiración que el chico de Olavarría que fui cuando él era, en la primera mitad de los 60, uno de los primeros Los Fronterizos, creo que habría sido como hablar no bien de Mario Vargas Llosa, que elogió la gesta del Che, que amaba Cuba y que escribió Pantaleón y las visitadoras. Si Isella y el escritor peruano cambiaron y pasaron de la izquierda a la derecha neoliberal más decidida, fue cuestión de ellos y ya no de quienes los amaron.
Siempre pensé así y por eso no me molestó ni me sorprendió el llamado de mi conocida de años y años Mariela Tedeschi, productora de la TV Pública, cuando me contó que le habían pedido que, en tiempos del macrismo, produjera un programa de Isella porque Hernán Lombardi, conductor del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de la Jefatura de Gabinete de Ministros, quería agradecerle los gestos elogiosos hacia su figura que el folklorista había tenido en forma pública en el Festival de Cosquín. Y que ella había puesto como condición indispensable que yo fuera el responsable periodístico de la emisión, pensando que diría que no. Lo que no sabía Mariela era que el Director Artístico de la Televisión Pública, Martín Teitelbaum, era también conocido, muy estimado por mí, con quien había trabajado años atrás en Canal 13.
-Sólo haría esto con el Negro, dijo Mariela.
-No te hagas problemas, yo lo consigo, tengo su teléfono y nos queremos mucho, le respondió Martín para su sorpresa.
Martín me llamó y en nombre de mi vieja admiración por Isella, y porque me venía bien un trabajo que me permitiera hacer una pequeña diferencia económica, dije que sí.
Así que trabajé en ese ciclo, que empezó muy bien con un programa de homenaje a Joan Manuel Serrat, que el artista argentino concretó con una entrevista muy amable en nombre de una relación de extensa data con el catalán, y que terminó no bien, con gritos y portazos.
Años antes, Isella me había regalado una cálida dedicatoria de su libro de Memorias, Cincuenta años de simples cosas, publicado en 2006, y me había llegado, sin que él lo supiera, su colección de discos de pasta -qué valiosos- que dejó abandonados en su casa de Córdoba luego de una mudanza.
César Isella, además de ser un enorme autor y un entusiasta intérprete como solista en discos como el memorable tríptico América Joven de 1973, y de participar activamente en la conducción del Movimiento del Nuevo Cancionero donde militaron con fervor Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa, en los 90 fue el descubridor y representante de Soledad Pastorutti.
Murió en el fin de enero de 2021 a los 82 años.