Ana Belén y Víctor Manuel, mucho más que dos
Nadie sabe como hacen.
Hablarán mucho. O hablarán poco y nada.
Es un chiste (malo)
Lo cierto es que Victor y Ana están juntos, siguen juntos, seguramente estarán juntos hasta ur la muerte algún día los separe, como dice el cura cuando se enfrenta en la ceremoria crucial ante las parejas que habitualmente sonríen en esa instancia.
-¿Ustedes bien?
-Si, sí, muy bien.
-Menos mal. Si algún día ustedes se distancian, ¡se arma un flor de despelote en España!
El diálogo, arriesgado y muy en confianza, lo recuerdo, fue casi el primero que entablaron Victor, de paso por Buenos Aires, y León Gieco, que los quiere mucho y los conoce bien.
La entrevista con el asturiano era conmigo, pero la situación había dado para que le avisara de la presencia de Víctor en Buenos Aires. Ana le había grabado Sólo le pido a Dios al santafesino y era un gran éxito allá, entonces fuimos dos los anfitriones acá: el periodista y el músico.
Víctor y Ana se casaron en 1972 en el peñón de Gibraltar, el mismo lugar que John Lennon y Yoko Ono habían elegido en 1969. Pero los dos españoles decidieron dar el sí y pasar allí la noche de bodas sólo por molestar al dictador Franco, que no veía con buenos ojos que esos dos rojos, exitosos y bonitos, sonrieran y se besaran con pasión…
Victor y Ana deben haber tenido sus grandes tropiezos como pareja, se quiere (se debe) creer. Pero lo cierto es que siguen juntos.
Y juntos han protagonizado gloriosos momentos. Y han tenido muchos éxitos.
Aquella gira El gusto es nuestro, que hicieron junto a Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos, de la que podría haber sido parte Joaquín Sabina. O aquel disco en vivo que grabaron a dúo en Gijón, que se llamó Mucho más que dos, por eso eran ellos en la calle y codo a codo…
Fueron y son coherentes ideológicamente.
Se celebra ahora que son cincuenta y tantos años menos jóvenes desde que se los vio sonrientes, juntos, por primera vez.