Provinciales

Rosanna Juncos, la primera cordobesa olímpica

Rosanna Elizabeth Juncos nació en la clínica Mayo de la capital provincial un 20 de junio de 1958. Hace más de 35 años vive en los Estados Unidos. El mismo país donde la fortuna del destino hizo que se convierta en la primera cordobesa en integrar una delegación argentina para los Juegos Olímpicos. Montreal 76 (Canadá).

“A los tres años me fui a vivir a los Estados Unidos”, cuenta la ex nadadora a la hora de repasar su vida. “Mi Papá era médico y viajamos a vivir allá, pasamos por distintas ciudades de ese país: Connecticut, Ohio, Texas, Minnesota y Florida”.

En Norteamérica comenzó su amor por la natación y competía de forma amateur desde temprana edad. Al recordar su amor por los juegos, Juncos, sostiene que desde pequeña los seguía, “no me acuerdo desde que edad veía las olimpiadas, pero las miraba, desde los 12 ya era mi sueño”. “Y ese sueño un día llegó”, resaltó.

“Yo vivía en Florida con mis padres y competía ahí. Y un médico amigo de mi papá nos había venido a visitar, y justo tocó un torneo de natación. Así que vino con nosotros, estuvo ahí en la competencia y me vio nadar. Y se ve que sabía algo de la natación argentina porque le dijo a mi papá, ‘Luis, tu hija ha batido todos los récords argentinos en estas pruebas’.

La recomendación de este amigo de la familia hizo efecto en el padre de la joven cordobesa y a través de una carta se puso en contacto con las autoridades de la natación nacional. El escrito fue respondido y el único requerimiento era una comprobación oficial de los tiempos.

“Así que hice eso, nadé sola en una pileta con todos los oficiales tomándome los tiempos y papá mandó de vuelta los resultados y me admitieron a las Olimpiadas”.

Montreal 76

Los olímpicos en Canadá quedaron grabados en la retina de los amantes del deporte por la aparición de una de las más increíbles atletas de todos los tiempos. La gimnasta rumana Nadia Comanechi.

Participaron 6084 atletas, y solo un 20% fueron mujeres. Hoy, 48 años después, y en vísperas de París 2024, el porcentaje muestra paridad por primera vez en la historia.

La delegación argentina llegó a los juegos de Montreal con tan solo 70 representantes. La nómina de atletas, además, mostraba que tenía entre sus filas solamente a 4 mujeres. Y una de ellas fue la cordobesa Rosanna Juncos.

Sin conocer a otra nadadora, Juncos viajó junto a su madre y ahí la recibió el resto del equipo.

Ya en Canadá, la cordobesa explica: “Yo no conocía absolutamente nada de la natación argentina, nada, cero. Luis Nicolao (nadador argentino), creo que es el único nombre que conocía”.

Al relatar el momento de la competencia cuenta que lo primero que sintió fue nervios y ansiedad. “Y llena de miedo en realidad, yo nunca había nadado en un nivel internacional. Nacional, sí, en los Estados Unidos, pero no internacional”.

Rosanna recuerda sus días en Montreal con alegría y admiración “ahí estaban las alemanas, que fueron las reinas de la natación ese año, y todas mis ídolas, nadando ahí, al lado mío, entrenando juntas”.

“La verdad es que esas Olimpiadas las gocé muchísimo y mis compañeros, Conrado Porta, Cintia Belloto, Patricia Spohn, Susana Coppo, fueron personas hermosas, amigos para toda la vida”.

El después…

Al finalizar los juegos, Rosanna Juncos regresó a los Estados Unidos y siguió compitiendo en alto nivel. Dos años después volvió a la Argentina, volvió a Córdoba.

“Nadé para el Colegio Gabriel Taborín. Fui a varios sudamericanos, también gané medallas de oro y tuve récords en mis pruebas. Fui a los juegos de natación en Berlín en 1978, los Panamericanos en Puerto Rico y muchos otros torneos”.

Boicot y retiro

Uno de los momentos más difíciles para un deportista es no poder demostrar su trabajo de años y tener sentimientos de frustración por situaciones externas que impactan de lleno en su vida profesional.

Juncos integraba el equipo argentino de natación que se preparaba para los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980. Pero el boicot impulsado por Estados Unidos y aceptado por la gran mayoría de los países occidentales a los juegos dejaron truncos los sueños de la cordobesa.

“Me había entrenado tanto, estaba en muy buen estado y nadando muy bien”. “La verdad que fue muy deprimente. Y en esa etapa ya era vieja para la natación. Hoy en día es otra cosa, pero yo ya tenía 21 años y no iba a competir más. Sabía que los juegos de Montreal habían sido los últimos”, sentenció.

Las sierras de Córdoba en la sangre

Rossana se define como patriota de la humanidad. “Mi nación es el mundo”.

“Mi sangre es de Argentina. Mis padres, primos y una hermana viven en Argentina. Tengo las sierras de Córdoba en la sangre. Cuando sueño con Córdoba siempre es con las sierras y algún riachuelo por ahí tomando mate con mis padres”.

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