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Los avances en el combate contra el hambre mundial se estancaron en el último lustro

El mundo ha avanzado mucho en la reducción del hambre global en los últimos 50 años. A pesar del rápido crecimiento demográfico, la cantidad de alimentos producidos por persona en el planeta ha seguido aumentando.

Se estima que en 1970 una de cada tres personas en los países en desarrollo padecían hambre. Desde entonces, las tasas de desnutrición disminuyeron sustancialmente. Y sin embargo, estos progresos se paralizaron en los últimos años. En algunas regiones, incluso se ha retrocedido.

En 2017, el 7,6 % del mundo no consumía suficientes calorías para una vida sana. En 2022, esta cifra había aumentado al 9,2 %. Estos datos se desprenden del reporte “Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) – 2024”, que cada año compila la ONG Programa Mundial de Alimentos (WFP), publicado en la última semana de julio.

La ONG está presente en más de 120 países y territorios en donde suministran alimentos a personas desplazadas por conflictos y desamparadas por catástrofes, colaborando con individuos y comunidades. Su tarea le valió el reconocimiento con el Premio Noble de la Paz en 2020.

Analizando estos datos, Hannah Ritchie preparó un gráfico que permite ver la evolución general de la batalla contra el hambre en el conjunto del planeta y también considerando sub regiones mundiales, en dónde puede apreciarse las enormes diferencias entre los países desarrollados y las naciones pobres.

Evolución de la desnutrición en distintas regiones según Hannah Ritchie. Gráfico: Our World in Data

Los datos muestran que se ha estancado el progreso hacia el objetivo más amplio de garantizar el acceso regular a una alimentación adecuada en todo el planeta. En los últimos tres años la inseguridad alimentaria moderada o grave se han mantenido sin cambios durante tres años consecutivos a nivel global, aunque es importante destacar los avances en América Latina.

Los números del hambre son contundentes: se estima que en 2023 el 28,9 por ciento de la población mundial (unas 2.330 millones de personas) padecía inseguridad alimentaria moderada o grave.

Si se pone en consideración el acceso económico a alimentos nutritivos, estimaciones actualizadas y mejoradas muestran que más de un tercio de las personas en el mundo (alrededor de 2.800 millones) no podían permitirse una dieta saludable en 2022.

Las desigualdades son evidentes, y los países de bajos ingresos tienen el mayor porcentaje de la población que no puede permitirse una dieta saludable (71,5 por ciento) en comparación con los países de ingresos medianos bajos (52,6 por ciento), los países de ingresos medianos altos (21,5 por ciento) y los países de ingresos altos (6,3 por ciento).

Las causas

El reporte indaga sobre las cuestiones que han paralizado los avances en el progreso y los niveles persistentemente altos de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en los últimos años, que han desviado al mundo del camino hacia el cumplimiento de las metas 2.1 y 2.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición en el año 2030.

Señala que: “se ha destacado repetidamente la intensificación de varios factores importantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, específicamente los conflictos aramados, la variabilidad y los extremos climáticos, y las desaceleraciones y crisis económicas”.

Agrega que también existen: “factores subyacentes bien establecidos que contribuyen a la inseguridad alimentaria y malnutrición, como la falta de acceso a dietas saludables y su inasequibilidad, entornos alimentarios insalubres y una desigualdad elevada y persistente”.

Concluye el informe que: “estos principales factores están aumentando en frecuencia e intensidad” y ocurren “en combinación con los factores subyacentes, lo que da como resultado un número cada vez mayor de personas hambrientas y con inseguridad alimentaria”.

¿Qué es la desnutrición y cómo se mide?

El concepto de desnutrición que se utiliza en este estudio es el principal indicador que utiliza la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para medir el nivel de suministro de alimentos y la nutrición de la población. A menudo se utiliza indistintamente con el término "hambre".

La desnutrición se determina únicamente por la suficiencia de la ingesta de energía (calorías). No tiene en cuenta la calidad o la diversidad de la dieta de una persona. Esto significa que es solo un componente de la malnutrición: un término más amplio que también abarca otros tipos de deficiencias de nutrientes, como las dietas con déficit proteico o de micronutrientes.

La prevalencia de la desnutrición en un país o región determinados mide la proporción de la población cuya ingesta diaria de alimentos es insuficiente para aportar, en promedio, la cantidad de energía alimentaria necesaria para llevar una vida normal, activa y sana. En síntesis, es la proporción de personas que no obtienen suficientes calorías para llevar una vida sana.

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