Confirmado: por la crisis climática los días se hacen más largos
No es un rumor, no es una suposición ni una hipótesis. Por medio de un cuidadoso estudio, revisado por pares, que acaba de publicarse en la prestigiosa publicación Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, sabemos que a los muchos males y efectos generados por el calentamiento global, ahora hay que sumarle uno que suena desconcertante: los días se están haciendo más largos.
Literalmente, la tierra gira más lentamente y por ende el período que toma para completar una rotación sobre si misma (lo que universalmente llamamos “día”) es más largo.
El fenómeno es una demostración sorprendente de cómo las acciones de la humanidad están transformando la Tierra, dicen los autores del trabajo, rivalizando con procesos naturales que han existido durante miles de millones de años.
La causa detrás de este fenómeno es el masivo derretimiento de los hielos polares. Si uno no quiere ingresar al árido terreno de la publicación científica, puede razonarse que los hielos están fijos en su locación en la Antártida o en Groenlandia pero una vez que se derriten la masa líquida generada tiende a distribuirse “uniformemente” en los océanos.
No hace falta hacer cálculos complicados para entender que el peso del planeta se “redistribuye” porque habrá más agua en los mares más cercanos al ecuador. En definitiva, sobresimplificando claro, esto se traduce en que la Tierra es más “achatada” y ese cambio en su “geometría” es lo que ralentiza la rotación del planeta y alarga la duración del día.
No es el único efecto del derretimiento. Otra reciente investigación demostró que la redistribución del agua había provocado que el eje de rotación de la Tierra (los polos norte y sur) se moviera. Otros trabajos han revelado que las emisiones de carbono de la humanidad están reduciendo la estratósfera. Y seguramente sigue esta lista.
“Podemos ver nuestro impacto como humanos en todo el sistema terrestre, no sólo a nivel local, como el aumento de la temperatura, sino de manera realmente fundamental, alterando la forma en que se mueve en el espacio y rota”, dijo a The Guardian el profesor Benedikt Soja de la ETH Zurich en Suiza. “Debido a nuestras emisiones de carbono, hemos logrado esto en sólo 100 o 200 años. Mientras que los procesos anteriores habían estado ocurriendo durante miles de millones de años, y eso es sorprendente”.
Cuestión de milisegundos
¿Tendremos entonces más tiempo de jugar, como pedía el reloj de María Elena Walsh?
Tampoco hay que exagerar. El cambio en la duración del día es en nuestros días del orden de milisegundos por siglo.
La investigación utilizó observaciones y reconstrucciones informáticas para evaluar el impacto del derretimiento del hielo en la duración del día. La tasa de desaceleración que lograron medir varió entre 0,3 y 1,0 milisegundos por siglo (ms/cy) entre 1900 y 2000. Es decir, un día del año 1900 fue entre 0,3 y 1,0 milisegundo más corto que un día del año 2000.
Lo cierto es que en los últimos años el derretimiento se viene acelerando por lo que la determinación del alargamiento del día desde el año 2000 en adelante mostró que la tasa de cambio se “aceleró” a 1,3 ms/cy. Y todavía podría acelerarse más, como lo señala el artículo: “En escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero, la tasa de Duración del Día inducida por el clima seguirá aumentando y puede alcanzar una tasa que sea el doble de grande que la actual”.
En la estimación de los autores, en la tendencia actual, hacia el año 2100 la tasa podría acelerarse hasta los 2,62 milisegundos por año, es decir, el fenómeno de alargamiento de los días sería unas diez mil veces más rápido que en nuestros días.
Aún así, nada que podamos detectar en la vida cotidiana. Pero si peligroso para muchos sistemas de los que depende nuestra vida cotidiana.
Relojes atómicos
Según los investigadores este alargamiento del día es suficiente para interferir potencialmente el tráfico de Internet, las transacciones financieras, criptomonedas y la navegación GPS, que dependen todas de un cronometraje preciso.
En los días que corren, la vida humana se encuentra cronometrada por relojes atómicos, que son extremadamente precisos. Todos los centros de datos que gestionan Internet, las comunicaciones y las transacciones financieras se basan en una medición extremadamente precisa del tiempo. También dependen de estas mediciones del tiempo la navegación y los satélites y las naves espaciales.
En estas condiciones, llevar la cuenta de la duración exacta del día será crucial para mantener funcionando los sistemas.