Provinciales

Polémica: en la Pampa de Achala cazan pumas con corderos como señuelo

En medio de la Quebrada del Batán, un lugar paradisíaco en medio de la Pampa de Achala, un grupo de caminantes que aprovechaba el paseo con Gustavo Martínez, un experimentado guía de nuestras sierras, se dio de golpe con un dispositivo para cazar pumas usando señuelos vivos, en este caso, un corderito.

Mientras bajaban hacia el arroyo que corre en el fondo de la quebrada, un quejido sistemático atrajo su atención, porque sonaba como si fuera un bebé llorando. Al seguir el sonido, se dieron con un cordero encerrado en una jaula metálica.

Al rayo de sol y sin agua, alguien pensó que el corderito sería un señuelo apropiado para cazar pumas y lo dejó a su suerte en la jaula mientras montaba una trampa fija, un cepo metálico que se activó ante un roce casual de la propia Mariana.

Lo cierto es que el episodio concluyó con la liberación del cordero y con una denuncia ante la policía caminera

Las polémicas

Lo cierto es que hay diferentes aspectos a considerar.

Por un lado, la decisión de usar un cebo vivo, exponiendo al pequeño animal al estrés del merodeo del puma. ¿No hay alternativas?, ¿está realmente seguro el cordero dentro de la jaula? Y si ese es el caso, ¿al soltar el cordero en medio de la pampa, no se expuso a un animal de corral a ser cazado por pumas que no hubiesen podido atacarlo en su encierro?

Por el otro, la propia decisión de cazar pumas. Esta especie en Córdoba está categorizada como vulnerable, con probabilidades de convertirse en una especie en peligro de extinción.

Consultados los guías que habitualmente acceden a la reserva Nacional Quebrada del Condorito, apuntan que los lugareños más de una vez se ven obligados a cazar pumas que se ceban con su pequeños rodeos de animales.
En la práctica, no es inusual que se cacen pumas con trampas o directamente, con armas de fuego.

Finalmente, el tema de la propiedad. Los terrenos de la Pampa de Achala, con la excepción de la Reserva Nacional, son de propiedad privada. En algunos casos, con acuerdos particulares de los propietarios con las autoridades de la provincia, que regulan qué actividades están permitidas y cuáles no.

Con o sin alambrados, los terrenos en los que se suelen hacer estas excursiones, son de propiedad privada. ¿La intromisión de los excursionistas no puede entenderse como la sustracción de un cordero?

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