Malaxación de Javier Pittorino: cuando el rock se deforma
Javier Pittorino aparece en el escenario en cuero, pantalones y zapatos impecables. Mientras recita o hace ejercicios vocales se coloca su camisa, se sienta, toma su guitarra y comienza a desplegar un universo visual y sonoro que mezcla la música, la expresión, la lectura y la escritura. La experiencia está marcada por la singularidad. Esto que describo comenzó en un teatro de Córdoba, pero desde hace unos meses se ha tomado el transatlántico. Dice ya no identificarse con la forma “cantautor”, esa es una figura que ha deformado hasta “canción teatral rock alternativo” buscando en la definición las palabras que mejor se ajusten a eso que vemos y escuchamos. En su puesta en escena hay una insistencia gombrowicziana con la mueca; su affaire con el escritor polaco no se limita a una imitación admirada, sino a una convicción stética de la deformación de las formas dadas y acabadas que sostienen la división entre géneros, artes y disciplinas. Hay canción, hay teatro, hay rock y, sobre todo, hay alternativa. Una vía que se despega unos cuantos milímetros de eso que esperamos de un músico, un actor, un rockero. Clinamen gormbrowiczida. Esa misma vía que lo llevó en 2024 a Europa donde está presentando “Vi en el Tumulto un Deseo Parecido” La viceversa de la forma, lo depositará también en Polonia, en el museo Gombrowicz…
¿Qué estás trabajando en Europa?
Desde hace algunos meses estoy de gira, tocando por Italia, Alemania, Polonia y España. Trabajando con mi música, que me hace sentir, decir y hacer cosas. Sigo los cambios y maniobras que me propone, mientras voy despejando algunas cuestiones de cómo me identifico con mi obra y como a su vez esta me da una identidad. Por otra parte, este viaje a Europa me produjo el deseo de componer una nueva música, que ya estoy grabando, acá en Alemania. Podría haber un cuarto álbum mío, quizás para el año próximo.
Pasaste por Polonia que quizás sea un destino particular por un autor que aparece seguido no solo en tu música si no en tu composición de ese que sos en el escenario. ¿Qué significa para vos Gombrowicz y si tal vez pudiste encontrarte con algo de ese exiliado incauto…
Para mi Gombrowiz es una especie de fuente de inspiración a la hora de trabajar con mi música y mis letras. Disfruto mucho de su estilo y extravagancias. Y a todas estas cosas las pongo en juego en mi obra. A partir de la implicación voy encontrando más cosas y es absolutamente fascinante. En esta ocasión iré a Wsola, Polonia, al museo de Witold Gombrowicz, donde voy a tocar mis canciones y hacer mi performance. Interpretaré, con algunas variantes y actualizaciones, mi más reciente trabajo discográfico titulado “Vi en el tumulto un deseo parecido”. El espectáculo incluye música en vivo, improvisaciones, recitados y escenas teatrales inspiradas en su emblemática obra, Ferdydurke.
Hoy vuelvo a leer fragmentos o escuchar entrevistas y me parece divertidísimo. Ayer mismo conseguí en Leipzig dos ediciones, una en Alemán y otra muy bonita en Polaco. Con todo esto haré una escena especial en el Museo de Witold. Creo que en este sentido voy encontrando al escritor de obras de teatro que hizo “El Casamiento”. Mucha gente alrededor del mundo trabaja con sus obras, es increíble. No se puede dimensionar a Gombrowicz, o al menos yo no puedo.
¿Por qué decidiste tomarte el transatlántico?
Quise ver qué podía armar (o desarmar) con mi música y que me pasa a mi con lo extranjero. Qué puedo hacer o decir con el idioma español, inglés, alemán o polaco. Indisponer alguno, o al menos dos, eso ya sería un gran avance. Pero también creo que fue muy importante para mi hacer este viaje y aprender a trabajar de otra manera, volviendo a comenzar en algunas, hacerme preguntas en otras y seguir aprendiendo. En algún punto, eso fue lo que me motivó a tomar ese transatlántico a Europa…
… ¿cómo sería indisponer un idioma? ¿cuáles son esas nuevas preguntas?
Digamos que es atreverse a decir algo con lo que hay, arriesgarse al malentendido y que la comunicación falle. Este es uno de los motivos que me trajeron acá, pude descubrirlo en mis sesiones de análisis. Creo que indisponer un idioma es poder correrse de la ilusión de “hablarlo bien”. Salir de esa obligación de que el otro me entienda o soltar la idea de que mi obra funciona porque se entiende, donde la resonancia y las interpretaciones del oyente son importantes. Acá en Alemania se reirían si les digo que a veces yo tampoco entiendo mis letras, igual que en Argentina.
Mientras tanto me pregunto cosas como ¿Qué es lo que queda si la obra se rompe? O ¿Cuáles son los límites de algo que se deforma? De esta manera yo puedo actualizar el “dispositivo” artístico. Porque parece que con el arte uno solo puede disponerse a que algo suceda. Es un "dispositivo" como el analítico, donde eventualmente sucederá algo artístico, no sé bien cuándo pero espero enterarme de alguno de estos sucesos. Todas estas son las preguntas que me desvelan y me impulsan a seguir entrando.
Entre la multiplicidad de paradojas gombrowiczianas está la del exiliado fortuito, o el varado por elección… ¿en qué sentido quedarías varado allá?
Hace unos años empecé a pensar cómo sería esta experiencia, la de ir a donde quisiera para tocar y cantar mis canciones. En ese sentido, si no hubiera tomado el viaje, me habría quedado varado en el allá. Es decir, si me quedaba pensando que allá (en Europa), ocurre u ocurriría algo que acá no. Como me recuerda Cesar Mazza, zafar de la creencia de que la forma Europea es la única posible.
Los otros días leí un hermoso libro de Bárbara Cassin que se llama Nostalgia. Ahí ella plantea dos formas de nostalgia: la nostalgia del retorno, aquel que, como Ulises emprende un camino de regreso (que se hace imposible por la transfiguración del personaje) y aquel exiliado que va fundando esa ciudad que es (ese allá), en cada acá. gombro podría ser un ejemplo… ¿te identificás con algún tipo de nostalgia? ¿sentís que debés retornar a algún lado?
Que interesante esa diferenciación de tipos de nostalgia. Yo trato de seguir adelante y de enfocarme. Me agrada la idea de que queden buenos recuerdos, pero sin enroscarse. Regresaré a Argentina en Noviembre para seguir armando, para descansar y para retomar algunos laburos. Quizás luego haga otro viaje, o no, ya veremos. Me doy cuenta de que van cuatro años de estar viajando bastante. Mi cabeza cambió con respecto a cuál es mi lugar, creo que podría establecerme donde quisiera, pero me gusta la idea de regresar a un lugar que no es el mismo, y yo tampoco. En ese sentido supongo, que todos tenemos algo de “la nostalgia de Ulises”.
Javier Pittorino, se presentará en el Museo Witold Gombrowicz en Wsola, Polonia. El evento tendrá lugar el sábado 28 de septiembre.