El día que se votó sólo para vicepresidente (y la fatal confesión del ganador)
Perón transitaba su segundo mandato. Lejos de su inicial buenaventura, para 1954 los asuntos políticos y económicos ya no gozaban de la parsimonia de los años anteriores. En las elecciones de 1951, Eva había sido bajada de la fórmula que buscaría la reelección por razones de salud y el compañero de Perón había vuelto a ser Hortensio Quijano, el hombre que ya ocupaba el cargo desde 1946.
No obstante, Quijano, único vice presidente de la historia en reelegir su cargo, había muerto en 1952, poco antes de asumir su segundo mandato. Y tal como lo establecía la Constitución de 1949, había que buscar reemplazante para la vicepresidencia. Sería la primera. Sería la única.
Las elecciones de 1954 se convirtieron en las 2das de la historia en ser genuinas y completas: votaban varones y mujeres, como en 1951. Para que no hubiera discriminaciones de ningún tipo, habría que esperar casi 20 años, hasta 1973, para que esto volviera a ocurrir. Pero nos quedemos en ese domingo, único de la historia, de abril de 1954. La primera mujer en ser candidata a un cargo ejecutivo -Alcira de la Peña, candidata a la vicepresidencia del Partido Comunista en 1951-, repetía ahora su intento.
De la Peña, la candidata comunista, competía exclusivamente con hombres. José Penelón, un ex PC que tenía partido propio; Luciano Molinas, demócrata progresista y el conservador Benito De Miguel. Pero los dos grandes retadores eran los representantes del radicalismo y el oficialismo. Por la UCR se presentaba Crisólogo Larralde, el menos antiperonista de los radicales. El hombre, que años después moriría en una tribuna política, lograba poco más del 30% de los votos. Alberto Teisaire, el elegido de Perón, era declarado gran triunfador con casi el 65% de los votos, ratificando que, pese a la recesión y a las críticas que le llovían al gobierno, el apoyo popular a Perón estaba intacto.
Teisaire era uno de los fundadores del peronismo. Ministro del gobierno de facto de 1943 y senador durante la década en curso, el hombre de la Armada había sido pieza fundamental del proyecto político y militar del líder. Por estas razones, Perón jamás dudó en nombrarlo como se segundo. Teisaire asumió como vicepresidente de la Argentina a las dos semanas del rutilante triunfo, el 7 de mayo de 1954. Y ocupó el cargo hasta el día del golpe de Estado, el 16 de septiembre del año siguiente.
Si su elección fue única en la historia, su conducta, una vez derrocado Perón, también lo convirtió en un raro especimen: en confesión grabada, admitió los más horribles crímenes y se arrepintió de lo que había hecho en los 10 años previos.
A diferencia de Perón, que huyó en una cañonera paraguaya, Teisaire quedó detenido por la dictadura encabezada por Eduardo Lonardi. En esta condición, fue obligado a leer frente a cámara una declaración de 7 páginas en donde atribuía a Perón y a sus colaboradores distintos delitos y aberraciones. La filmación de 12’ fue proyectada en todos los cines del país. El responsable de la acción fue el nazi Juan Carlos Goyeneche, a cargo de la prensa de la Casa Rosada.
Si la confesión de Teisaire fue genuina o hecha bajo extorsión forma parte de los misterios de la historia argentina reciente. El contraalmirante fue despojado de sus grados militares y recluido en la cárcel de la isla Martín García hasta 1958. Su devenir posterior también es un misterio. Nadie sabe qué pasó con el único vicepresidente argentino que ganó una elección en soledad: si efectivamente fue asesinado por un comando peronista o tan sólo murió de una penosa enfermedad, recluido en un buscado y triste olvido.