Provinciales

Investigan a policías por la desaparición de celulares tras un millonario robo

El propietario de una distribuidora de alimentos ubicada en calle Simple Abasto, muy cerca de Capdevilla y Circunvalación, en Barrio Yofre “H”, se presentó a la policía el lunes muy temprano para denunciar que, en horas de la madrugada, constató en el depósito daños en dos aberturas y el faltante de dos cajas de seguridad que contenían una suma de dinero en pesos.

En principio los delincuentes, que sabían exactamente que estaban buscando se habrían llevado una suma cercana a los 10 millones de pesos.

Rompieron el tejido perimetral, se colaron por un ventiluz y rompieron las cámaras de seguridad y el sistema de alarmas en tiempo récord. Sin perder un segundo entraron a las oficinas administrativas y se alzaron con dos cajas fuertes que cargaron en un utilitario.

Hasta ahí, un robo importante, perpetrado con ayuda de “información interna”; tal vez por eso, el propietario del lugar prefirió no hablar antes las cámaras del multimedio SRT que lo visitaron ayer.

Pero hoy, el robo escaló a escándalo policial. Ocurre que un grupo de los policías asignados a esta investigación quedó bajo sospecha luego de que se "perdieran" dos celulares que estaban en el interior de la firma.

Hay hermetismo absoluto pero trascendió que ya hay una pesquisa en marcha en contra de los uniformados que lleva adelante el fiscal Andrés Godoy.

El episodio

El lunes a la mañana los propietarios llamaron al 911. Arribaron los móviles y comenzó la rutina: verificar daños y faltantes. Según los denunciantes, cuando los policías llegaron a la distribuidora y comenzaron la inspección, en un escritorio de la oficina de la que se llevaron las cajas fuertes, había dos teléfonos celulares.

Poco antes de que los efectivos se retirasen, el propietario cayó e la cuenta del “faltante”.

La reacción fue explosiva e inmediata: impidió que los cinco móviles que habían llegado se fueran del lugar. Consiguió que uno de los jefes de turno se hiciera presente quien interrogó allí mismo a cada uno de los policías que participó del operativo.

En medio del revuelo, a muy pocos metros y dentro de una bolsa, apareció tirado uno de los celulares que faltaba.

Aunque el propósito era requisar a todos los uniformados presentes y el interior de los móviles, la acción no se pudo desarrollar: era imprescindible la presencia de funcionarios de la fiscalía y otros procedimientos formales.

Antes de poder concretarlos, habría aparecido otro jefe policial que ordenó que los agentes se retiraran explicando que la requisa general se iba a practicar en la comisaría 13 (sobre Diagonal Ica). Como era de prever, en la comisaría no apareció el segundo teléfono.

Tres delitos

Ahora, además del robo a la distribuidora, el delito original, la fiscalía tiene que investigar la posible participación de los policías en la sustracción de los celulares, pero también deberá rendir cuentas el jefe policial que sin consultar ordenó suspender la requisa a los uniformados dentro de la firma y trasladar todo a la comisaría 13.

Una causa más contra policías y van….

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