Florencia Salort, la médica y sexóloga que derriba mitos apelando a las emociones
La siguiente es una situación imaginaria, pero que podría ser el diálogo entre dos amigas en la vida real:
—Tengo turno con mi ginecóloga, me tengo que hacer un chequeo, de paso le voy a hacer algunas preguntas porque hay algo que no está funcionando con mi pareja en la cama.
—Ok, después te invito al teatro, tengo dos entradas para ir a ver “Modo sexo”.
—¡Qué bueno! ¿Quién actúa?
—Florencia Salort, la médica y sexóloga que en redes es “Flor de gineco”.
—Pero si es mi ginecóloga.
La doctora Salort (MN 100.659) tiene una formación académica envidiable. Solo por resumir y no abrumar: es médica recibida con diploma de honor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1997; especialista en Tocoginecología en el Hospital Italiano de Buenos Aires, genecóloga especialista en Climaterio e Infanto Juvenil; especialista en Endocrinología Ginecológica; diplomada en Periodismo Científico en la Universidad Favaloro; diplomada en Psicoterapia Integrativa y Psiconeuroinmunoendocrinología por la Universidad de Belgrano; coach ontológico y tiene también un postgrado de Formación Docente.
Es miembro del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires, jefa de trabajos prácticos del Instituto Universitario Escuela de Medicina del Hospital Italiano desde 2015; sexóloga acreditada por la Federación Sexológica Argentina (FESEA) y la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), especialista en sexología para ginecologos por la Universidad Favaloro.
Pero también es una comunicadora de salud sexual femenina y bienestar que está trascendiendo las formas habituales de difusión. A los tradicionales medios escritos y audiovisuales sumó las redes sociales con una gran repercusión en Instagram. También tiene dos libros publicados —Sexo sentido y Nosotras, recientemente presentado—. A todo esto, el año pasado sumó el teatro. Con Modo Sexo, un unipersonal en el que —junto a Fabián Vena, como director— arremete con humor contra estereotipos y mitos sobre la sexualidad. Su objetivo es el de siempre: acompañar a las mujeres en la búsqueda de sus pasiones y de una vida sexual libre, responsable y deseada.
Cuando atiende a Infobae, está a pocas horas de tomar un avión para viajar a Mendoza a presentarse con su obra teatral, por eso la primera pregunta tiene que ver con esta parte de su actividad.
—¿Decidió hacer teatro porque cree que es una buena forma de difundir información sobre salud o lo hace por una inquietud personal?
—Siendo magister en neurociencias, siento que el cerebro aprende mucho y tiene mucha más memoria cuando se emociona en forma personal y me parece que el teatro es un fantástico medio emocional, sensitivo. Desde el humor y desde el conmover, una persona puede captar información y se acuerda de lo que sintió. Además, si una persona va acompañada puede abrir conversaciones después del teatro. Es un lugar donde una se sensibiliza y puede llegar a hablar cosas que nunca habló en su vida, con una misma o con el otro. Me parece súper válido desde ese lugar.
Mitos y verdades
La sexualidad, en pleno siglo XXI, sigue siendo una aspecto de la vida del ser humano cargado de errores, malentendidos, desinformación, ocultamientos, represión y, muchas veces también, de mentiras y vergüenzas. Por supuesto, mucho se ha avanzado, pero hay un largo camino por recorrer. Cuando se le pregunta cuáles serían los mitos que eliminaría si se le otorgara un superpoder y qué conceptos grabaría en la mente de las personas desde hoy y para siempre, da la siguiente lista:
-”El derecho al goce. Que las mujeres no tienen igual deseo sexual que los hombres”, sería el primer mito que quisiera desterrar.
-”Que las mujeres tienen el poder y el derecho de sus elecciones libres en todos los aspectos de la vida”, es un concepto que desearía que toda mujer tuviera siempre presente.
-”Derribar el mandato de la familia, de que debe ser la cuidadora y tener hijos”, agregó.
-”Que no siempre nos gustan todas las prácticas sexuales y está perfecto que así sea”, es algo que quisiera que todas las mujeres tuvieran en claro.
-Que la “frecuencia sexual es un mito y que cada persona puede tener la sexualidad que se le plazca”, manifestó.
-”Desterrar completamente el mito de ser buena en la cama”, dijo.
Y para poner como ejemplo de qué forma estos equívocos siguen vigentes, incluso en las generaciones jóvenes, relató: “El otro día mi hija [adolescente] me hizo una pregunta desde la escuela. Me dice ‘mamá, acá me preguntan qué es chapar bien, cómo se chapa bien’. Y yo le dije ‘ponerme el altavoz, no existe chapar bien porque a cada persona le gustan cosas diferentes’, cada uno tiene su forma de amar y cada pareja tiene sus mecánicas. Mientras que haya consentimiento no hay bien o mal es lo que cada uno elige”.
Los momentos fundamentales en la vida de las mujeres
Recientemente dio a luz su último libro, Nosotras, una suerte de manual de consultas ante las dudas que pueden surgir en cualquier etapa de la vida de una mujer: ¿es normal mi menstruación?, ¿hasta cuándo debo esperar?, la “primera vez”, ¿cuánto te conocés?, ¿existe el método anticonceptivo ideal?, ¿qué tratamientos de fertilidad existen?, paso a paso del embarazo y el puerperio, cuidado íntimo, chequeos médicos, menopausia y muchas más respuestas a interrogantes habituales y que, en ocasiones, quedan fuera del consultorio.
—Si tuviera que mencionar los momentos de la vida sexual de las mujeres que son más importantes, ¿cuáles serían?
—Por ejemplo, la primera vez de una persona. Hablamos de la primera vez de los encuentros sexuales, pero hay que desterrar el encuentro sexual del coito como que es la primera vez, con todo esto del tema de la virginidad. Pero sí [son una primera vez] los encuentros sexuales en cuanto a sentir amorosamente el erotismo hacia otra persona. También [es un momento de gran trascendencia en la vida de las mujeres] decidir si a una le interesa estar en pareja o no estar en pareja, la elección de la maternidad, el elegir tener hijos o no. Tengo un gran capítulo en el último libro de las personas que no quieren ser mamás y que son muy juzgadas, que no es lo mismo que no poder ser mamá, es diferente una elección a un resultado.
Después, todo lo que sea menopausia y postmenopausia. Este es un gran mito también que me gustaría desterrar: que todo se termina en la menopausia. ¡No se termina nada, es una locura! Al contrario, es el comienzo del resto de nuestra vida, que es casi la mitad por la expectativa de vida que tenemos.
—¿Cuál es la forma más saludables de encarar la etapa del climaterio desde lo físico y lo psicológico?
—Yo la llamo la edad de oro porque es una etapa muy vapuleada. Es verdad que, por supuesto, coincide con que vamos creciendo, pero es una etapa, para mí, fantástica porque tenemos toda la juventud y la fuerza para hacer cosas, la experiencia para iniciarlas, para hacerlas mejor, para poder triunfar en lo que queramos y para recalcular la vida, recalcular la pareja, nuestro oficio, que quizá hace 20 o 30 años que estamos en la misma profesión y ya no somos las mismas personas para elegir lo mismo que hace 30 años.
También es un momento para pensar si estoy con la persona que quiero estar, si tengo los vínculos que quiero tener. ¿Con mi familia cómo estoy?, con la familia nuclear y la ampliada. ¿Tengo buenos vínculos? Es momento de tener conversaciones ¿me gusta el país donde vivo, me gusta mi trabajo?. ¿Qué es lo que siempre quise hacer y nunca me animé? Me parece que está la fuerza para el cambio y la juventud para hacerlo. Me parece que es un momento en el cual, lejos del “¡ya está, listo!”, es un “recalculo mi vida”.
Las redes sociales y la salud
Ante sus 480 mil seguidores en Instagram, Salort es una verdadera influencer de su área de conocimiento. Despliega su histrionismo en divertidos videos con los conceptos más importantes de distintas temáticas de salud sexual. A Salort le gustan las redes sociales como medio para canalizar información, aunque admite que es un ámbito en el que “hay mucho intrusismo médico, de gente que difunde temas, pero no tiene carrera” que avale su formación en la materia y eso “me parece gravísimo”.
“Por otro lado, la gente que realmente es profesional y estudiosa y es erudita en lo que dice me parece que es fantástico, las redes sociales son un medio increíble para difundir información”. Y aquí pone por delante la diferencia clave entre un diálogo de consultorio y uno a través de un medio: “Por responsabilidad médica es imposible tratar uno a uno” a quienes se acercan a plantearle sus dudas porque “no me parece que sea un espacio de consulta individual, puntual para una persona, pero sí para difundir información relativa a la salud de la mujer, la prevención, la anticoncepción, para desterrar mitos, todo lo que sea prevención primaria, vacunas, métodos de anticoncepción, sexualidad, para eso son fantásticas”.
“Me parece increíble cómo las redes pueden llegar a personas que lamentablemente no tienen los recursos para ir a un profesional. Las redes sociales puedan difundir de una manera amplia muchísimas cosas que no se pueden abarcar todas en una consulta. Y hay personas que no pueden acudir [a un consultorio] porque no puede dejar sus trabajos porque no tienen recursos para pagar el colectivo”. Las redes —dice— vinieron a sumarse a la televisión en cuanto a alcanzar con información profesional a un público amplio.
La intimidad del consultorio
Salort tiene casi 25 años de experiencia en el consultorio y, como le ocurre a todo médico, ha tenido que lidiar con problemas de salud física y también de los afectivos y emocionales que son propios a su especialización.
Cuando se le pide recordar qué es lo que más ha llamado su atención de las consultas que recibe, lo piensa un momento. “Una cosa que me da mucha tristeza es cuando me dicen ‘tengo que tener sexo porque él me lo pide porque es mi marido, aunque no tengo ganas. Qué voy a hacer, él necesita, no me queda otra’. Eso a mí me pone muy mal porque me parece que es violencia intramatrimonial y un concepto que tenemos que erradicar completamente”.
Entonces marca lo que, considera, debe ser la regla: No se debe tener relaciones sexuales “ni cuando estoy dormida, ni cuando no tengo ganas. Y si no tengo ganas y me preocupa (porque podés no tener ganas y ni preocuparte) lo puedo consultar y puedo ver cómo lo puedo resolver y qué me está pasando en mi vida y en mi pareja, pero esto de estar obligadas por un rol a mí me parece terrible”.
Este tipo de comentarios “es muy habitual” en el consultorio, afirma. “Otra de las cosas muy habituales es el tema de la menstruación. Mucha gente cree que hay que ser un relojito, entonces tal vez la menstruación se le atrasa cinco días, siete días, 10 días o se adelanta y la mujer cree que es anormal, tiene mucho miedo de no ser mamá. Entonces empieza a veces a jugar en no usar bien el preservativo porque tiene miedo de ser estéril”.
Además, para cerrar señala qué la interpela respecto de la consulta médica: En ocasiones, puede haber una “mala escucha entre pacientes y médico. Cuando el profesional quiere expresar una cosa y la persona comprende otra. Me dicen, por ejemplo, ‘me dijeron que tengo una patología, síndrome de ovario poliquístico’ y, en realidad, lo que tuvo es un quiste de ovario y no tiene nada que ver una cosa con otra. Esto es algo que tenemos que mejorar en el diálogo médico-paciente”.
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