La conexión entre Diego Maradona y Zambia
No es extraño que varias estadios alrededor del mundo lleven el nombre de Diego Armando Maradona. El de Argentinos Juniors en La Paternal, el “Único” de La Plata y el ex San Paolo de Napoli son los más conocidos; pero hay uno más, y esconde una historia increíble.
Martín Shatal es un joven argentino que tenía solo 18 años cuando decidió empezar un voluntariado en un lugar casi inhóspito para los sudamericanos. En lugar de elegir Francia, Italia, Inglaterra o un destino clásico, decidió armar su bolsito y viajar a Zambia para trabajar en la ONG “New Hope Waves”. Allí buscaban un profesor para niños de las divisiones menores pertenecientes al club que tiene la organización, que juega en la tercera división zambiana.
Martín comenzó a contar su experiencia en la red social "X" y rápidamente ganó adeptos. Mostraba el día a día del club e incluso transmitía los partidos del equipo de mayores. A partir del apoyo recibido, y con la idea de dejar una huella, se le ocurrió hacer una colecta para mejorar el campo de juego del New Hopes. La cancha no era mucho más que un clásico terreno baldío (y tal vez esta definición sea generosa), con pastizales enormes a los costados, y un terreno que oscilaba entre pequeños pedacitos de pasto amarillo y manchones enormes de tierra.
Con la ayuda de quienes seguían su día a día, pudo juntar una importante suma de dinero y ante la negativa de las autoridades locales a ponerle Islas Malvinas (Zambia fue colonia inglesa), pensó en un nombre que represente al sentir argentino: Diego Armando Maradona.
Lamentablemente Martín volvió a Argentina y quienes debían encargarse de las obras no las llevaron adelante plenamente, pero allí quedará el cartel que da la bienvenida con la foto del astro argentino, más la valiosa actitud de este joven que hizo que un grupo de niños y adultos de la otra punta del mundo entiendan la pasión que sentimos por quien a esta altura es un prócer de la historia nacional.
Pero la historia no termina acá. A su corta edad, Shatal es un estudioso del fútbol que trabajó con el actual DT de Instituto, Diego Davobe, y viene insistiendo hace rato con prestarle atención a los talentos africanos. En esa visión encontró a David Mulenga, un adolescente al que junto con su comunidad apodó cariñosamente como “el brujo”, y cuyo talento ayudó al New Wave a lograr el ascenso a la segunda división.
En medio de esta vorágine, Martín movió cielo y tierra para que Mulenga pueda mostrarse en clubes del fútbol argentino. El que le abrió la puerta fue Temperley, en donde el zambiano estuvo a prueba durante varios días, con un muy buen rendimiento.
Lamentablemente, el desarraigo fue insuperable. El club se portó muy bien con David, pero el hecho de estar a 9000 km de su familia, para un chico de 18 años que hasta hace poco no tenía ni un celular, fue un factor clave. Mulenga decidió volver a su tierra natal, y este capítulo queda inconcluso, pero tal vez el legado de este intento sea que los clubes argentinos empiecen a torcer sus ojos hacia el continente olvidado, y las figuras que hoy le rompen en la Premier League, sean captadas por nuestros clubes.