Glaucoma: la mitad de las personas que lo tiene no lo sabe
El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo, pero puede evitarse diagnosticándolo a tiempo. Sin embargo, como no suele dar síntomas y los adultos no se realizan controles de la vista con frecuencia, muchas veces se detecta en estadios avanzados, ya con grados de disminución visual irreparables.
Para contribuir a prevenir esta situación, aprovechando la Semana Mundial del Glaucoma, que se conmemora del 12 al 18 de marzo, la Asociación Argentina de Glaucoma y el Consejo Argentino de Oftalmología se unieron para concientizar sobre esta problemática.
1 cada 200 personas mayores de 40 tienen glaucoma en el mundo, cifra que asciende a 1 cada 8 entre los mayores de 80. Se calcula que en la actualidad afecta a nivel global a 78 millones de personas y que la cifra ascenderá a casi 112 millones para 2040.
“En nuestro país, aunque no contamos con estadísticas o registros precisos, se estima que hay más de 1 millón de personas con la enfermedad, pero con un elevado grado de subdiagnóstico, que asciende al 50%. Esta es una situación sobre la que es importante tomar medidas cuanto antes para conservar la salud visual y la calidad de vida de la población”, sostuvo el doctor Marcos Geria, presidente de la Asociación Argentina de Glaucoma (ASAG).
La edad es el principal factor de riesgo de desarrollar glaucoma (es más frecuente a partir de los 40). Además, tener familiares con glaucoma multiplica entre 4 y 8 veces el riesgo. La diabetes, la miopía e hipermetropía también incrementan el riesgo.
Esta es una enfermedad crónica, progresiva y degenerativa del nervio óptico que produce un daño en el campo visual. “Cuanto antes se diagnostique el glaucoma, menor será el daño sobre el nervio óptico y mayor será la visión que la persona podrá conservar, por eso es tan necesaria la realización de controles de la vista”, subrayó el doctor Javier Casiraghi, expresidente del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO).
“No suele dar síntomas porque si uno de los dos ojos se encuentra más dañado por la enfermedad, el otro ojo tiende a compensar la disminución de la visión o es el mismo cerebro el que rellena esas zonas de campo visual, entonces la persona no se percata de que ve menos, pero, si no se realiza controles de la vista, permite que la enfermedad avance sin saberlo”, explicó Geria.
Sobre las causas del conjunto de afecciones oculares, expertos de la Clínica Mayo advierten: “El glaucoma se desarrolla cuando el nervio óptico se daña. A medida que este nervio se deteriora progresivamente, aparecen puntos ciegos en la visión. Por motivos que los médicos no comprenden del todo, este daño al nervio normalmente se relaciona con un aumento de presión en el ojo”.
Y añaden: “La presión elevada en el ojo se produce como resultado de la acumulación de líquido que fluye por el interior del ojo. Este líquido también se conoce como humor acuoso. Normalmente se drena a través de un tejido localizado en el ángulo en el que se unen el iris y la córnea. Este tejido también se denomina malla trabecular. La córnea es importante para la visión porque deja pasar la luz al ojo. Cuando el ojo produce demasiado líquido o el sistema de drenaje no funciona como debe, puede aumentar la presión en el ojo”.
El control para detectar el glaucoma es sencillo: consiste en medir la presión ocular, que se encuentra elevada en las personas que desarrollan esta enfermedad. Se realiza en pocos segundos, es invasivo, no duele en absoluto, no causa impresión y no incomoda a los pacientes.
Respecto de cuándo realizarse chequeos para diagnosticar el glaucoma a tiempo, la Asociación Mundial de Glaucoma recomienda lo siguiente:
– Antes de los 40: cada 2-4 años.
– Entre los 40 y los 60: cada 2-3 años.
– A partir de los 60: cada 1-2 años.
De todos modos, tanto el CAO como la ASAG aclararon que la frecuencia de los controles dependerá del riesgo que cada persona tenga en particular. Recomiendan, inicialmente, un examen oftalmológico de rutina en todos los adultos, que incluya toma de la presión intraocular y, en lo posible, evaluación del nervio óptico.
Luego, aquellos con riesgo de desarrollar glaucoma necesitarán exámenes médicos más frecuentes y también exámenes complementarios para evaluar su evolución en el tiempo.
Respecto del tratamiento del glaucoma, “este debe individualizarse según el tipo de glaucoma o las necesidades de cada paciente, pero lo que busca es reducir la presión intraocular, lo que se logra mediante la aplicación de determinadas gotas oftálmicas, la realización de cirugía convencional o láser, o una combinación de las distintas estrategias”, completó Casiraghi.
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